CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA.
› Por Adrián Abonizio
Su madre cosía "para afuera", meta pedalear con la Singer. El estaba a su lado jugando con los carreteles, los hilos, los trapos despeluchados. La radio traía los ecos del radioteatro. Su hermana lo sorprendió más de una en esa nube de encantamiento y lo acusó de afeminado. Hoy siente que el mundo se perdió un gran modisto, un diseñador excelente pues tiene ideas brillantes acerca de la indumentaria, pero aquello lo marcó tanto que jamás pudo ni coserse una media agujereada.
Marrone hacía reír con los doble sentidos y los enredos. Al ver un gordo en calzoncillos y camiseta y ser advertido que el tipo estaba en "paños menores" el retrucaba: "!Como sería si estuviese en paños mayores!". Y el mundo festejaba. Eran otros tiempos, de carcajadas inocentes. Los ladrones usaban antifaz y al robar a un incauto, según los chistes gráficos, lo dejaban en "paños menores" y el tipo debía conseguirse un barril para taparse. Los feroces golpes de Estado recurrentes aún no nos habían perforado el sol de la bandera.
Se buscan en las escuelas, en los talleres, dibujos de niños muy chiquitos -monstruos, animales- y se reproduce el diseño en trapo. La excusa siempre es una muestra de arte infantil con chocolatada y fotitos. Envían las obras al exterior. Está generando una fortuna a sus estafadores y la nada absoluta a sus ideólogos, los artistas niños sin voz ni voto.
El 8 de diciembre del 2015, Día de la Virgen del Rosario, la bandera que señala el Monumento a la Bandera se hizo trizas por la sudestada. Parecía un paño hilachiento y sucio que descolgaron casi con pudor. Las normas insisten que de lo que queda, se debe incinerar o romper totalmente, nunca arrojar a la basura o reciclar. Una forma extraña de patriotismo liberal que consiste en no dejar evidencia alguna de las heridas y que el fuego todo lo absuelve. Extraño caso de canibalismo ígneo.
Durante la campaña del PRO, antes de que se mutase en Cambiemos, durante las marchas se distinguía una bandera amarilla fuerte en cuyo centro reinaba la figura de Mauricio Macri a modo de Che Guevara con su boina en ristre. Sin palabras.
Los "leones" en lunfardo significa "pantalones" y provienen de la palabra "lienzo", que era la fibra de lo que estaban naturalmente confeccionados. Un buen par de "leones" garantizaba por generación mágica tener autoridad, constituirse en el rey de la selva a quien los portara. La frase "tener los pantalones bien puestos" deduce él que significaba tenerlos a mano en caso de una arremetida del enemigo, sea que se esté en guerra o la inminencia de un marido que llegase antes de lo previsto. Aún recuerda que extravió un par una noche en un pueblito de Córdoba. Y se lamenta más por haber perdido aquel par entrañable que la desgracia de no ver nunca más a la dama.
Oyó cuando niño a la gallega del pasillo en un comentario que lo marcó para siempre y lo llenó de pánico: "Estaba la difunta en su caja, todita blanca ya con el paño mortuorio echado encima". Aquello, inentendible del todo, lo asustó de tal modo que por tiempo largo se resistió a taparse con las sábanas por temor a culminar como la vecina.
Recita la bruja a su compañero: "Soñar que está diciendo adiós agitando un pañuelo, significa su caída social. Caerá en desgracia o se verá envuelta en un escándalo".
Soñar que ha perdido su pañuelo, significa separación sentimental.
Soñar que su pañuelo está sucio o rasgado, significa que hay una pequeña posibilidad de reconciliarse con su pareja.
Soñar que ve o usa un pañuelo de bolsillo, significa que se siente avergonzado por algo. También puede significar que se siente triste o que llora por algo que le apena mucho.
Soñar con un pañuelo que está roto, significa rupturas sentimentales.
Soñar que tiene pañuelos de seda representa su sofisticada y delicada personalidad.
Soñar con que se despide de alguien con un pañuelo, le anuncia la realización de un gran viaje.
Soñar a una chica agitando un pañuelo, significa que está en un período de ligoteo y de conquistas.
Soñar con un pañuelo negro, es de mal augurio, significa que será traicionado.
Soñar con un pañuelo rojo, es de mal augurio, le anuncia que será objeto de un infidelidad conyugal.
Soñar que está buscando su pañuelo en el bolso, significa que su pareja le mentirá.
Soñar que tiene sus pañuelos bordados con sus iniciales, representa que su relación es seria y duradera.
Soñar con pañuelos de papel, representa una nueva relación inconsistente y que no tendrá ninguna importancia en su vida". Y así por el estilo, narra la pitonisa. "Yo sueño con vos, que me dejás por un tendero", acota el marido. Ella se ruboriza, esconde la cara. Los aciertos de los neófitos suelen ser terribles.
Cuando era chico se colaba en la sala de los mayores cuando jugaban al casín. Aquellos silencios, el humo de los cigarrillos, algún festejo por una carambola exacta eran el mundo ideal, el de los adultos, diseminado en la luz única de la lámpara que caía como una abrazo sobre el rectangular paño verde.
Los "trapos" para la hinchada representan todo: el combate, el buen augurio, la pertenencia. Muchos son fabricados a expensas de la dirigencia y son oficiales, aparatosos. A él, periodista de mil batallas deportivas, aún lo conmueven aquellos hechos a fibrón sobre un paño, una tela gastada o un retazo de sábana y que rezan la devoción insustituible a un color, a pesar de que han sido defraudados, traicionados y avergonzados. Eso lo conmueve aún más: la fe escrita, las leyendas de amor para siempre.
Hay escritos en facebook acerca de "drogones, zurdos, hijos de desaparecidos, vagos, coimeros, delincuentes que no dejan de agitar las banderitas rojas del comunismo". Evocan sobre el final la añeja frase del "sucio trapo rojo", como si en ese pedacito de género cupiera el odio inconmensurable que destilan. Se hacen llamar de derecha, orgullosos de sus banderas y su fervor al odio. Paños fríos para ellos.
Sabe, ella sabe que este paño de lágrimas en que se ha convertido el país mañana será la mortaja de quienes así lo empujan, como a un carro tosco. Ignoran, por brutos que sentados sin mirar, sonrientes, mirando como papanatas la nada misma, viajan los que hilan y fabrican este lienzo de inmundicia y mentira que hoy reina sobre nuestros sueños poderosos y limpios como esos pañuelos que conocemos y los que hemos aprendido a querernos y a respetar.
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