Martes, 21 de junio de 2016 | Hoy
Por Leandro Arteaga
Es a partir de Don Quijote cuando nace la novela moderna, expone Javier Cercas en El punto ciego. Las conferencias Weidenfeld 2015 (Random House). "Cervantes funda al género y al mismo tiempo lo agota -aunque sea volviéndolo inagotable", dice. Un carácter libérrimo, híbrido y maleable, surge con las andanzas del hidalgo caballero. La novela, así, aparece como el género donde hacer caber todos los géneros. Mestiza e irreverente, da cobijo a todo y todo lo reformula.
El caballero de la triste figura y su escudero hilvanan este camino de esplendor, si bien paradójico para la novela, ya que no será España su ámbito natural. En este sentido, Balzac y Flaubert le aportarán, durante el siglo XIX, rigor constructivo, cuya búsqueda formal no dejó de lidiar con la génesis plebeya de la novela, afín con el entretenimiento. El siglo siguiente profundizará este mismo modelo. Cercas, en todo caso, prefiere una tercera opción, que sintetice estas dos. Y propone la narrativa posmoderna como momento superador: conciente del legado cervantino y con Borges como origen de la hibridación de géneros.
Es en ese rumbo donde se incluye él, heredero de esta pulsión incontenible que significa escribir novelas. Mira a su padre lejano, fallecido hace cuatrocientos años, y hacia allí dirige su horizonte, al hacer latir interrogantes sobre su libro Anatomía de un instante: ¿novela?, ¿ficción?, ¿ensayo?, ¿antiliteratura? En esas páginas, Cercas recrea uno de los instantes fundacionales de la historia democrática española, pleno de preguntas; allí cuando el 23 de febrero de 1981, Adolfo Suárez --antiguo secretario general del partido franquista, primer presidente democrático-- permaneciera sentado y desafiante durante la balacera golpista que inundara al Congreso de los Diputados. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué acompañaron el gesto el comunista Santiago Carrillo y el general Gutiérrez Mellado?
Es momento del "punto ciego". Si el lector cae allí, también el autor. ¿Qué es? Es el motivo de este libro notable, pero también el ciclo de conferencias del escritor durante la cátedra Weidenfeld en Literatura Europea Comparada, de la Universidad de Oxford. Por allí pasaron también, entre otros, George Steiner, Umberto Eco, Mario Vargas Llosa, Michele Le Doueff, Roger Chartier, Don Paterson. El punto ciego es el nudo de sus clases y el intento por desanudarlo; mejor, por preguntarlo.
Su complejidad le vuelve apasionante. Vale decir, ¿cómo definir ese momento de desasosiego que embarga durante la lectura? Momento, no se trata de leer cualquier libro, sino de aquellos donde haya punto ciego. ¿Pero cómo reconocer lo inasible? Una manera es la pregunta. Por ejemplo: ¿de verdad está loco Don Quijote? No hay respuesta que satisfaga, porque cualquiera se contradice. Cervantes, se deduce, escribe a partir de la ambigüedad, a través de preguntas morales, preguntas que son novelescas. Escribe para preguntar(se).
Así, Cercas toca a la literatura con la filosofía. Si hay un cometido literario, éste es el de la interrogación moral. "¿Por qué durante la guerra civil española un soldado republicano salvó la vida de Rafael Sánchez Mazas, poeta e ideólogo fascista y futuro ministro de Franco?", se preguntaba el autor, al escribir Soldados de Salamina. Más preguntas: ¿Quién es Moby Dick? ¿Josef K. es culpable? ¿Peter Quint es un fantasma real? ¿Cuál es la muerte veraz de Juan Dahlmann?
Se sabe que ensayar respuestas es materia predilecta de muchos. Más difícil es detenerse en la duda, en escribir o en leer a partir de ella. Según Javier Cercas, hay casos donde esto se consigue, en donde el autor concede al lector el espacio de ambigüedad que éste reclama. Lo que resulta es inasible, interminable, fascinante. Es decir, habrá tantas lecturas del Quijote como lectores. En este abismarse, el nexo filosófico aparece. La novela, dice el escritor, es una herramienta de investigación existencial, que se preocupa por buscar la verdad. No lo hace a la manera de los historiadores, sino a través de la ironía. Cuando hay ironía, hay punto ciego. Porque como observó Thomas Mann, la ironía no consiste en decir "ni esto ni aquello", sino "esto y aquello" a la vez.
En este recorrido, que el autor de Anatomía de un instante organiza en cuatro partes --con capítulo dedicado a Vargas Llosa y reflexiones sobre la figura del intelectual y esa palabra maldita: compromiso (para compromiso, a la Iglesia, decía Cortázar)--, los vínculos de los otros géneros narrativos con el punto ciego son sugeridos. Cercas así lo hace cuando menciona al protagonista ausente de Esperando a Godot. En el cine apenas se detiene, y por vía indirecta, cuando refiere Los imperdonables (Unforgiven) como ejemplo kafkiano propuesto por George Steiner: luego de que Gene Hackman aporrea a Clint Eastwood, las prostitutas se lo reprochan y le gritan que es inocente. El marshall responde: "Inocente, ¿de qué?".
El cine puede, y debe, ser interpelado. Al respecto, un buen ejemplo podría ser el enigma de la cajita de Belle de jour. ¿Qué hay allí?, le preguntaban a Buñuel y a Carrière, su guionista. Hubo quienes no dudaron en aseverar un contenido que ni ellos sospechaban. Otro caso puede aportarlo 2001, una odisea del espacio, de Kubrick. ¿Qué es el monolito? El cine, a veces, no precisa de demasiado vericueto: está claro y a la vista que se trata, ni más ni menos, que de un monolito. Otro ejemplo posible sería la veracidad de ese hijo demoníaco que parece engendrar Mia Farrow en El bebé de Rosemary, de Polanski. Muchos espectadores aseguraron haber visto el rostro del bebé.
Lo cierto, en todo caso y de vuelta a la literatura, es que la respuesta es que no hay respuesta. El punto ciego es "un punto a través del cual no es posible ver nada. Ahora bien --y de ahí su paradoja constitutiva--, es precisamente a través de ese punto ciego a través del cual, en la práctica, estas novelas ven; es precisamente a través de esa oscuridad a través de la cual iluminan estas novelas; es precisamente a través de ese silencio a través del cual estas novelas se tornan elocuentes".
El punto ciego, dice Javier Cercas, es lo que somos.
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