Mar 25.09.2007
rosario

CORREO

Sindicalismo

Los organismos públicos, universidades, instituciones oficiales y entes diversos dependientes del presupuesto del Estado Municipal, Provincial o Nacional han tenido que soportar los acosos de los dirigentes sindicales, limitando las atribuciones de los responsables e impidiendo controlar sus plantas permanentes de personal, los horarios de entrada y salida, trabando las designaciones eliminando los concursos por capacidad y antedecedentes, etc. etc. Esa nociva injerencia, que la hemos podido detectar sin mayores esfuerzos en PAMI, Administración Pública Provincial, Area de la Salud, Ministerio de Educación, etc. nos está costando mucho más dinero que el común de los argentinos cree. Si bajo declaración jurada obligatoria cada uno de los agentes públicos detallara cargo, ingresos, funciones, responsabilidades, lugar y horarios de trabajo, al hacerlo público y de conocimiento general, con la colaboración de la sociedad, se podrían limpiar de ñoquis la mayoría de las estructuras de la administración, generar un mejor ámbito de respeto laboral y jerarquizar mediante nuevos escalafones a quienes hagan méritos que permitan reducir costos, mejorar la eficiencia y atención de esas administraciones. Para cortar la injerencia de los sindicatos sobre las decisiones de nombramientos, ascensos o determinación de funciones, debería prohibirse que personal de las dependencias públicas cumplan funciones en las estructuras sindicales durante sus horas de trabajo y las licencias gremiales sean limitadas al tiempo que duren las participaciones o asistencias a congresos, reuniones paritarias, etc. dentro y fuera de la ciudad, provincia o nación. La costumbre de embanderar los gremios con parcialidades políticas partidarias genera divisiones innecesarias y por otro lado ello va en contra de la democratización de los gremios. Estos vicios laborales, que se acumulan en las administraciones públicas de distintas provincias, se acentúan con las prácticas de un nepotismo en crecimiento especialmente en aquellas en las que se suceden las mismas corrientes políticas y condicionan el desempeño de las autoridades electas cuando las dirigencias confrontan ideológicamente. Este puede ser el futuro de nuestra provincia y no le resultará nada sencillo al binomio.Binner﷓Tessio cortar con los vicios que heredará de un cuarto de siglo de ineficiencia administrativa, desmanejo de la justicia, corrupción instalada hasta en las fuerzas de seguridad e inseguridad de la información que deberán procesar a partir del 10 de Diciembre. Los gremios regionales en manos de dirigentes ligados en la mayoría de los casos con la oposición, irán haciendo gradual y progresivamente presión, disfrazada de reivindicativa lucha por mejoras salariales o condiciones de trabajo para poner piedras en el camino. Es muy probable que tengamos servicios públicos mal atendidos, demoras en reclamos y en trámites, etc. etc. como forma de resistencia al cambio y que los cambios prometidos y necesarios demoren más de lo previsto, provocando la casi segura impaciencia de los destinatarios que se sentirán inducidos a reclamar por parte de algunos no menos impacientes medios de comunicación y sin descartar de algunos de ellos, una dosis de "mala leche" en las críticas. No será solamente cuestión de "muñeca" el manejo de la administración provincial, pero si cada uno de los santafecinos comprometidos con un futuro distinto entre los que me incluyo, sin banderías partidarias, desprovistos de ambiciones personales y con vocación de servicio aporta su grano de arena, podremos construir una provincia acorde al grado de su potencial riqueza y gradualmente ir ganando una calidad de vida como la que nos merecemos.

La lucha contra los ñoquis y parásitos de las administraciones públicas, debería ser un compromiso compartido de la sociedad con sus dirigentes, porque será una de formas más expeditivas de reducir gastos presupuestarios, ganar en calidad de atención, premiar a los capaces y eliminar gradual y progresivamente los focos de corrupción enquistados en sus estructuras.

Angel M. Contestí

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