Sábado, 13 de octubre de 2007 | Hoy
En estos días en que el rostro infame del capellán llena las pantallas y las primeras planas cómo no evocarte. Cómo no recordar tus juicios implacables, tu voz alzada de denuncia contra los cómplices del genocidio contra los hijos del pueblo. Contra los que bendecían picanas y consolaban a los asesinos que arrojaban disidentes vivos por las escotillas de los aviones. Vos nos decías: "Se visten igual que los césares y entonces actúan como los Césares, con crueldad y desparpajo", "mientras castigan a los de abajo, a los plebeyos, bendicen a los centuriones y a los cipayos".
Decir todo esto y muchas otras cosas te costó padecer la cárcel, las calumnias, el escarnio del capellán del penal que como recordabas nítidamente saludaba a los presos políticos cada mañana con su cantinela: "Buenos días, mis queridos criminales." Treinta mil hombres y mujeres no tuvieron un juicio justo, sólo el secuestro, la tortura y la desaparición forzada. Miles el destierro, el exilio, millones desde hace años padecen miseria, exclusión, desempleo. Es evidente que los que lucharon lo hicieron para que en esta región del mundo haya alguna vez justicia y libertad. Luego a sus madres y familiares los sociópatas los llamaron locos por denunciar el horror y el espanto. Viendo al borde de la náusea la torva figura de Von Wernich cómo no evocarte querido Santiago Mc Guire, cristiano solidario que lanzabas dicterios contra los infames en la casa libertaria en una primavera aromada por azahares, una noche ya perdida en el tiempo.
Carlos A. Solero
En unos de esos viajes que nuestros gobernantes hacen con frecuencia al exterior para buscar soluciones a los problemas de acá la senadora Cristina Kirchner al hacerse fotografiar teniendo como fondo la ciudad de Beijing en China exclamó "este es el futuro". Lo que nunca aclaró si se trataba de nuestro futuro o el futuro de los chinos. En la época en que los ingleses dominaban el contrabando de opio hacia China lo que posteriormente produjo la guerra del opio Napoleón dijo: dejen dormir a los chinos que cuando despierten dominarán el mundo. Pasó el tiempo y para fortuna de la humanidad el imperio británico feneció después de la 2ª guerra mundial al igual que sus verdugos los nazis que también iban a crear un imperio que durase 1000 años. Para los vendedores de fantasías que abundan en la Argentina conviene aclararles que, el intercambio comercial que hay entre China y nuestro país para aquellos resulta de una ínfima cantidad de sus compras de productos primarios a cambio de vendernos manufacturas de muy baja calidad a muy altos precios. La recuperación de nuestro país vendrá de la mano de la recuperación industrial apoyando sobre todo a las PYMES, promocionando la recuperación de las escuelas industriales, técnicas, y apoyando a todos los institutos de investigaciones científicas y universidades tecnológicas, de ingeniería y ciencias exactas.
Ricardo Carreño
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