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El 26 de julio de 2006 vi desde la ventana pasar por Avenida General López ochenta y seis Cuatro por Cuatro que habían partido desde la Sociedad Rural en actitud de protesta hacia la Plaza de Mayo porque sus dueños ruralistas consideraban que sus ganancias no eran suficientes.

El viernes 16 de mayo pasado, un periodista instalado en el mismo lugar contó doscientas cinco Cuatro por Cuatro último modelo y muy pocas utilitarias del estilo F100. Hasta se tomó el trabajo de describir las marcas (Mitsubishi, Mercedes Benz, Honda, Land Rover, Toyota Hilux, Daihatsu, Jeep Grand Cherokee, Ford Explorer, etc).

Pero lo más interesante es que para ir a la Plaza las dejaron en el medio de la calle desde la hora 11, trabando la salida de todos los autos bien estacionados que diariamente se ubican allí hacia la Legislatura y que se retiran hacia la hora 13. Recién a las tres de la tarde, finalizada la protesta se dignaron a retirarlas, liberando a los vehículos atrapados.

¿Por qué ese deseo de mostrar tanto este tipo de vehículos? Es que quieren refregarnos que después del 2001 ha nacido el "Quinto Poder" en la Argentina? Si era para traslado desde El Campo no las podrían haber dejado en la avenida de Circunvalación, a tres cuadras de la Plaza?

Digo esto porque en una ciudad como Santa Fe, con más del cincuenta por ciento de los chicos menores de 14 años bajo la línea de pobreza, con bolsones de miseria y desocupación estructural, con una violencia espiralizada entre hermanos, con semejante herencia de desgobierno del pejotismo vernáculo, hacer esta ostentación de riqueza raya la impudicia.

Aunque sí, debo reconocer, es mucho menos grave que hacer cortes salvajes y desabastecedores en las rutas troncales del país.

Si a esto le sumamos cierta cultura hacia la formación de un "Ghetto de la Abundancia" en la zona este de la ciudad, con una especie de Puerto Madero de los hermanos De Narvaez, que "derramará riqueza y puestos de trabajo", con "Carreras VIP de TC" en plenas avenidas troncales de la ciudad, tendríamos que prender una lucecita de alerta y preguntarnos si semejante despliegue de riqueza no ahondará aún más las diferencias y enconos con la otra ciudad, la de los barrios periféricos y olvidados, la de los chicos limpiavidrios, las de las chicas que venden su cuerpo, la de los que viven comiendo de la basura.

Jorge Daniel Pedraza

Abogado