¿Regalo?

El convenio firmado para la instalación de un tren de alta velocidad que, según lo dicho por la señora presidenta, uniría Buenos Aires ﷓Rosario﷓ Córdoba y que según sus propias palabras no demandaba erogación alguna, acaba de naufragar a la luz de la crisis financiera de los EE.UU. que ha repercutido a nivel mundial.

Todo indica que en el presupuesto 2009 no se contemplaba suma alguna para acometer este faraónico proyecto y sería muy interesante que el parlamento trate ahora la iniciativa popular prevista en la nueva Constitución Nacional que bajo el nombre de www.trenparatodos.com.ar ha cosechado ya más de un millón de firmas entre la página web y las planillas que siguen llegando en cataratas al local de ATE, sumadas a las que el propio movimiento junta todos los fines de semanas en varios puntos de la ciudad, con una aceptación total por parte del común de la gente.

Bastó colocar el sábado pasado una mesita en el paseo de La Florida, con un cartel que dice No al tren bala, sí al tren para todos, para que en tres horas se hayan juntado más de 500 firmas. Y también bastó recorrer la playa para hablar con un público dominguero para confirmar y comprobar la aceptación de nuestra propuesta.

Con un itinerario de charlas en distintas facultades, que comienza este viernes 19 en Humanidades, a las 19, el movimiento amplía su base de apoyo y en el desafío de convertirlo en una patriada, invita a intendentes y presidentes de comuna, sin banderías políticas﷓partidarias y con el objetivo de recuperar esta herramienta esencial del transporte terrestre para ponerla al servicio del progreso de la provincia y la nación toda, a sumarse al proyecto del tren para todos.

El objetivo de Tren para todos no es el de ir en contra de algo o de alguien, pero si a favor del país, porque la recuperación de este medio de transporte podrá revitalizar las economías regionales, asegurar la soberanía nacional, reducir la incidencia del costo del flete en las mercaderías que consumimos, bajar los índices de siniestralidad de nuestras rutas y autopistas, de la polución ambiental, etc.

Ahora el Parlamento tiene la palabra.

Angel M. Contestí

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