Lunes, 30 de marzo de 2009 | Hoy
Tolerancia
La culminación del séptimo paro de los rentistas agrarios y sojeros nos pone en la necesidad de reflexionar una vez más. Posterior conferencia de prensa que los medios afines aguardan ubicando cámaras frente a cuatro sillas y una mesa vacías y parloteando, repitiendo y vociferando sobre "el conflicto por excelencia" que se tiene en el país, mostrando repetidos y remanidos argumentos, cantos de sirenas, y lamentaciones varias, donde los ruralistas no tienen intención de aportar ni terminar el conflicto.
Reiteran permanentemente que se van a la ruina, que no hay rentabilidad, que las áreas sembradas son menos, que no pueden exportar, que los atacan, los escrachan y los ningunean en las reuniones con el gobierno: es decir, está todo mal y de la misma manera que hace un año.
Si es así la situación, pregunto: ¿Cómo hacen para pagar los gastos si no pueden producir? ¿Cómo sobreviven con tantos problemas y limitaciones para ejercer su negocio?
¿Por qué hace un mes, en Expoagro, estaban todos felices y hasta los periodistas afines decían que la muestra era histórica y que el nivel de consultas y negocios era brillante?
Señorones del rico campo, de la rica pampa húmeda, por qué no dicen la verdad sobre sus objetivos finales, por qué no se dedican a hacer política en alguna madriguera de los partidos tradicionales (de derecha en particular) donde tienen cabida, y de una vez por todas se sacan la careta y dejan de mentir.
Si el negocio del campo no les resulta beneficioso, dedíquense a otra cosa, usen la plata que tienen acumulada en cuentas bancarias, vendan los granos que están reteniendo, enajenen su patrimonio (casas, departamentos en las ciudades, maquinarias, cuatro por cuatro, y otros "papeles") y úsenla para invertir en otros rubros, o dedíquense a vivir de rentas por el resto de sus vidas.
Los únicos que tienen problemas son ellos, los trabajadores, los desocupados, los jóvenes y jubilados, los empresarios, los pequeños productores de la ciudad y el campo, los profesionales y el resto de la sociedad no tienen problemas, si nos atenemos al discurso perverso de estos señores.
Y si quieren ver satisfechas sus ansias insaciables voten a ganador en las elecciones y traten de imponernos sus propuestas, aunque con sólo ganar no alcanza para convencer al pueblo argentino que en estos meses está aprendiendo a conocerlos y si hace falta, sabrá hacer sonar el escarmiento.
Héctor Marinangeli
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