CORREO
Nació Cayetano; de padres nobles, hacia el año 1480, en la ciudad de Vicenza. Cayetano logró vivir de acuerdo a lo que creía y trascender su tiempo, no sólo como un Santo venerable, sino como un ejemplo de vida cristiana. Cayetano experimentaba una desgana muy viva por el género de vida de muchos de los otros prelados y eclesiásticos de la corte papal. En una carta del 31 de julio de 1517, pedía a Laura Mignani rezar por Roma: "Te recomiendo ésta, alguna vez Ciudad Santa, ahora Babilonia, en la cual hay tantas reliquias". Al regresar a Vicenza, encontró un conjunto de gente humilde, devota y ejemplar, que él llamó sociedad santa. Los aleccionó para que fueran útiles en el hospital de incurables y ejerció personalmente la caridad con los enfermos. Su ejemplo cundió por toda la ciudad. Caballeros, nobles, militares y vecinos de gran fortuna acudían como voluntarios al hospital. Se trasladó a Venecia. Allí gastó gran parte de su fortuna en realizar obras de misericordia. Reparó el hospital, llamado Hospital Nuevo. Acostumbraba decir que en la iglesia se rendía a Dios el homenaje de la adoración y "en el hospital lo encontramos personalmente".
Defensor de una pobreza absoluta, Cayetano rehusó enérgicamente las generosas ofrendas que unos napolitanos quieren asegurar a la comunidad para que goce de rentas fijas.
En 1539, en el servicio amoroso a los más necesitados promueve el Monte de Piedad para rescatar a los pobres de los usureros de un incipiente capitalismo que atacaba su dignidad, de donde tiene su origen el actual Banco de Nápoles y así hasta el fin de su vida. En Nápoles, bajo la dirección de Cayetano, la Comunidad crece rápidamente y se vuelve el centro de la reforma católica: se cuida celosamente de no caer en el esplendor lujoso de la iglesia, se da un gran impulso a la vida litúrgica y a la frecuencia de los sacramentos. Entre idas y venidas, lograron todo cuanto se propusieron. Lentamente fueron sorteando con dificultad todos obstáculos. Pero no pudieron con uno: la Inquisición, que había llegado a la ciudad y produjo tal conmoción que la multitud se levantó en armas.
Cayetano trató de mediar en el conflicto que se desató, pero no obtuvo ningún resultado y decidió ayunar por la salvación de su pueblo hasta que murió el domingo 7 de agosto de 1547, en momentos en que la capital napolitana estaba en sangrientos tumultos. Al día siguiente cesaron las hostilidades.
Como Jesús de Nazaret, y todos los mártires que le siguieron, optó por no claudicar en la causa de los pobres a costa de su propia vida terrena.
Gabriel Andrade
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