El día después

Luego de la parafernalia de afiches, spots televisivos y radiales, pasacalles y grandes afiches persuandiendo a la servidumbre voluntaria y la delegación de poder.

Ocurre como en las fiestas pueblerinas: "la zorra pobre al portal, la zorra rica al rosal y el avaro a las divisas".

En efecto, los sin techo continuarán recibiendo órdenes de desalojo para ser "lanzados" por "oficiales de justicia", los logreros habituales seguirán calculando rentas e intereses, y el común de las mujeres y hombres de a pie zozobrando el día posterior a "la histórica jornada".

Sociedadc del espectáculo decía G. Debord, donde para los de arriba nunca es conveniente que el coro deje su lugar secundario de trastienda y pase al frente a deliberar para decidir y ejecutar.

Como dice el filósofo Agustín García Calvo: "Y, aunque uno personalmente tienda, cuando habla, a no dar más que su opinión, esto es, a repetir las ideas masivas y dominantes, de vez en cuando entre algunos de por acá abajo sigue acertando a hablar el pueblo, el que siente y no se cree las mentiras que el poder le mete."

Es deseable que con frecuencia esto ocurra para operar las transformaciones radicales que la realidad exige.

El tiempo apremia y los desafíos de la candente realidad lo justifican.

Carlos A. Solero

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Elecciones

Como ciudadana observadora debo mencionar y destacar que después de estas últimas elecciones debemos conocer un nuevo mapa político. Sí señor, el de los votos en blanco y los votos anulados. De estos tipo de votos se van sumando y multiplicando hasta convertirse en una situación molesta. Son los votos de los independientes que no conforman una plataforma ideológica determinada. De ellos surgen una estrategía necesaria mejorar. Realmente si nos ponemos a pensar la cantidad de votos perdidos, nos ponemos mal. Pues simplemente estamos perdiendo la confiabilidad y la honestidad en nuestros representantes.

La propuesta para las próximas elecciones sería mejorar las plataformas políticas para que no hayan tantos huecos o ausentismos de electores. ¿No le parece señor lector?

Ana María Córdoba

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