Lunes, 6 de septiembre de 2010 | Hoy
Visión
Los que por años hemos estado trabajando sin pretensión de postulaciones personales por un frente amplio, aproximado a lo que ha sido la experiencia uruguaya, nos sentimos decepcionados por las tendencias personalistas o casi sectarias de algunos de los líderes de los grandes o pequeños partidos progresistas que perduran, o se van constituyendo, en el seno de nuestro pueblo. Lamentablemente, algunos de esos dirigentes, que participaron hace no mucho tiempo en el llamado Encuentro Nacional, o en nuestra ciudad en el Pronapo (Proyecto Nacional y Popular), han guardado en sus archivos personales los grandes temas y propuestas de esa etapa, que insumió tanto tiempo, energía y dinero, de un valioso grupo de nuestra ciudadanía, que ahora ha vuelto a enfrascarse en sus respectivas organizaciones partidarias o gremiales, y hasta a hacer abstracción de los nuevos tiempos que se manifiestan en nuestro país, nuestra América Latina y Caribeña, y hasta de la crisis civilizatoria que atraviesa toda la humanidad.
Por eso, antes que se elaboren o firmen acuerdos de corta y muchas veces mezquina visión, desde Pronapo, nosotros preferíamos ver un efectivo proceso progresista de auto crítica y depuración. Del mismo modo, un intento de esa otra gama de corrientes progresistas, que pudieran dedicar el tiempo que nos separa de los comicios a elegir, no a dedo, ni por particulares o mezquinos intereses, a los hombres y mujeres que podrían encabezar las fórmulas presidenciales, provinciales y municipales, que nos gobernarían desde fines del año próximo. Todo esto, previa elaboración, aprobación y difusión de programas realistas.
Los que pertenecemos a los distintos partidos políticos existentes, y los que no pertenecemos estrictamente a ninguno, quisiéramos ver ya pasos significativos hacia una auténtica democracia participativa y eficiente, sea cual fuera la fuerza que logre el voto mayoritario, en las futuras elecciones. Desde ya, como ciudadanos y ciudadanas de esta nación que deberá jugar un rol fundamental en los años venideros en la construcción de nuestra Patria Grande, soñada por nuestros grandes próceres, comenzando por Artigas, Bolivar y San Martín, y al servicio de ese otro Mundo Posible, que con inmensa firmeza y esperanza, estamos programando, año tras año en esta última década, desde ese Puerto de Visión y Alegría, que es Porto Alegre, Brasil.
Obispo Federico J. Pagura
Oscar Lupori
Movimiento Ecuménico por los Derechos Humnos y Cátedra Ecuménica Mundo Nuevo.
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