rosario

Jueves, 21 de octubre de 2010

CORREO

Rutas argentinas

Cada día mueren personas en los denominados accidentes de tránsito. Digo denominados, porque no reflejan la realidad y quitan responsabilidad a quienes los provocan. Es necesario llamar a las cosas por su nombre, los luctuosos resultados son las consecuencias del accionar individual. No deberíamos insistir con accidente, porque accidente es algo casual, eventual, inesperado, que nos excluye del compromiso respecto de nuestros actos, aunque luego tengamos que pagar, tanto económicamente como con dolor las perdidas que ocasionamos, sean materiales o la vida de terceros, que pueden ser personas desconocidas o de nuestro entorno familiar.

Los siniestros ?no accidentes nos colocan a los argentinos al tope de un triste record. Cada mañana escuchamos los informes sobre las rutas argentinas y los partes médicos con los saldos y retazos de vidas interrumpidas o personas postradas que postergan por meses o años su recuperación o algunos más profundos que jamás pueden volver a sus actividades cotidianas.

No creo que haya una sola forma de atenuar o minimizar esta realidad. Pero es imperioso que el Estado asuma con mayor compromiso un trabajo de control y punición que ordene y nos encamine hacia un mejor proceder a cada uno de los que conducimos en calles y rutas argentinas.

En el Estado, en todas sus versiones coexisten tantas leyes u ordenanzas como provincias y municipios tiene la república, lo que impide resolver el dilema de las distancias o el rigor o pena que le puede caber al infractor.

Nos merecemos un sistema integrado de tránsito vehicular a lo largo de todo el territorio, al que adhieran las provincias y sus municipios. Control de velocidad, alcoholemia, drogas, solvencia para la conducción, responsabilidad individual, uso de la bocina, tolerancia, paciencia, respeto, comportamiento, etc. Me animo a señalar que en la actualidad el 50% de quienes hacen uso de un vehículo, desconoce elementales formas de conducir y manejar. Los carné son otorgados con evaluaciones benignas, con un parque automotor que ha superado el diseño de las ciudades y de las vías terrestres de comunicación.

Vale destacar, que en el Senado de la Nación, está con tratamiento parlamentario un proyecto para la construcción de 15.000 km de autopistas, que podrían ser financiadas con mínimos aportes, que pueden construirse en un plazo no mayor a diez años. ¿Que seguimos esperando? ¿Más muertes?

Finalmente, tenemos una guerra, las armas son los autos, camiones, colectivos, motos, bicicletas y lo paradójico, es entre argentinos y nosotros manejamos. Se ha naturalizado de tal modo e incorporado a lo cotidiano que nos sorprende la información pero inmediatamente y a bordo de nuestros vehículos, lo olvidamos.

Edgardo Bozikovic

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