Viernes, 26 de noviembre de 2010 | Hoy
De militante a de la JP de los 70 a chupamedias de Camaño y Barrionuevo. Parece que Obeid quiere que lo convoquen para tocar en Los Auténticos Decadentes. Le regaló un par de guantes de box a su par bonaerense Graciela Camaño, luego que esta le pegara una trompada a otro diputado, Carlos Kunkel. Parece mentira que un dirigente que hasta hace poco fue un gobernador serio, con el que no coincidíamos pero al que respetábamos, salga a hacerse el chistoso de esta manera. Es una pena que Obeid transite sus últimos años de carrera política dando estas lamentables sorpresas. A nosotros nos denostaron y estigmatizaron por aquella piña que nuestro dirigente Luis D'Elía le pegara a un activista de la derecha militar que lo insultó durante dos cuadras, en una noche en la que se jugaba el futuro de la democracia, en un clima enrarecido. Ahora, a esta piña inexplicable de Camaño no sólo la justifican: la festejan, la ponen como ejemplo, le hacen regalitos. La diferencia es que para nosotros la violencia es una realidad que históricamente nos provocó mucho dolor, que todavía nos mata de distintas maneras en los barrios, que se nos ha instalado como una enfermedad que queremos curar, contra la que luchamos todos los días tratando de mejorar la situación social de nuestros vecinos, de nuestro pueblo. Para ellos, la violencia es chiste, un eslogan de campaña; y hay que llamarlos a la reflexión, que no se olviden que la violencia no es joda. Además, con esto de regalar los guantes, Obeid tendría que pensar que al final el lugar que le puede tocar en el boxeo es el de ¡Segundos afuera!
Juan Carlos Rodríguez
Más allá de la violencia explícita hacia la mujer, las violencias simbólica contra el género opera sobre y en el cuerpo de la mujer.
Los medios de comunicación, a través de las publicidades y los formatos misoginos, junto a la teoría psicoanalítica constituyen ejemplos de violencia simbólica contra el género. El "baile del caño", el "baile del koala", las alusiones a supuestos, síndromes femeninos, incluyendo a las falacias de Cosmopolitan y Utílisima, son "muestras" de la buena salud del patriarcado. El psicoanálisis, difundido como la panacea psi, en "las escuelas de formación" revelan un sistema de creencias que sigue dañándonos. El psicoanalisis freudiano/lacaniano, suelen revictimizar a las niñas y mujeres que padecen o padecieron violencia familiar. La paradigmática pregunta "¿qué quiere una mujer?", traducida hoy "en cómo goza una mujer", es mucha veces respondida con violencia científica.
Gabriela Loccisano
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