CORREO
Se confunde la actitud de ayudar al Gobierno con la de adherir a sus postulados políticos y hasta la calificación de pro K o anti K, que suena a ruptura o quiebre ideológico implica la necesidad de hacer una revisión y modificación de nuestras conductas, para que las críticas aporten soluciones y las soluciones sean las que la población desea y promueve.
Esto es aplicable a los gobiernos municipales o provinciales, que con las críticas de la población no solamente enriquecen sus conocimientos, sino que detectan las falencias a resolver y en definitiva no hace más que responder a los básicos conceptos de la participación y la representatividad de una democracia madura.
Superado el lapso del impacto emocional provocado por la muerte repentina de Kirchner, los venideros tiempos de reflexión deberían encolumnarnos a todos en la postergada tarea de afianzar esta democracia, sin renunciar a nuestras ideas, pero con el compartido objetivo de lograr la equidad distributiva de la riqueza, alcanzar una mejor calidad de vida a partir de proyectos discutidos (no peleados) de un mejor uso de la tierra, resguardar nuestro patrimonio nacional, impulsar la recuperación de nuestras industrias estratégicas (ferroviarias, navales, aeronáuticas) e ir reponiendo mano de obra calificada a toda nuestra estructura productiva, modificando los planes de estudios de nuestros colegios y unidades académicas, para volcar juventud a los nuevos desafíos de una producción nuestra, planificada y pensada para las cinco décadas venideras.
Los desafíos de estos tiempos, complicados por las variaciones de la economía internacional que nos condiciona, debería obligarnos a buscar las alternativas que indica el sentido común, desarrollar la creatividad y las potencialidades de nuestra gente en una debate abierto, plural, respetuoso, constructivo y de cara a una América de progreso sostenido en la que sus pueblos alcancen el bienestar que se les ha postergado por tanto tiempo.
Desde el Norte, que es el que ordena, no asoman buenas nuevas. Todo lo contrario y el último destape vía filtraciones de información "confidencial o secreta", ponen al mundo ante un serio problema y ya sabemos lamentablemente como lo resuelven.
Nuestros medios de comunicación, que tanta preocupación tienen por la libertad de prensa -¿o es de empresa?- viven azorados las noticias de esta tecnología informática desarrollada que destapa ollas y el olor nos invade a todos porque el repollo podrido es tan desagradable como la contaminación de Botnia para Gualeguaychú, no les parece.
Angel M. Contestí
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