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Viernes, 28 de enero de 2011

CORREO

Mensaje

Si hay hábitos sanos dentro del sistema familiar, hay una relación sana. Entonces ¿Por qué tenemos hijos? ¿Ser padre es una obligación o una responsabilidad? Tanto el Padre como la Madre tienen un rol muy importante en la sociedad. Ser madre no es lo mismo que tener un hijo. Pienso que el amor incondicional no existe. Tampoco existe el amor por añadidura. No alcanza con parir un hijo, también hay que adoptarlo. ¿Por qué hay padres abandónicos? ¿Dónde están los padres de los niños explotados, prostituidos y golpeados? ¿Por qué hay niños trabajando doce horas en las fábricas o en la calle, frente a las inclemencias climáticas? ¿Es necesidad o abandono? ¿No nos damos cuenta cuando nuestros hijos están desnutridos? ¿No es dejarlos morir eso?

Creo que ser padre no es un problema de edad, es un problema de criterio. Deberíamos pensar cuál es el criterio para ser padre. Los sacerdotes nos imponen cómo tenemos que formar a nuestros hijos, cuando ellos nunca tuvieron uno. Vivimos en una sociedad en la que no nos animamos a romper con la hegemonía cultural que nos dicta que tenemos que ir a la escuela, estudiar una carrera, conseguir un trabajo, casarnos y tener hijos. ¿Y si nos mintieron? ¿Y si todo fuera al revés? ¿Si los malos van al cielo y los buenos al infierno?

He conocido el caso de una madre que cambió a su hijo por una heladera. Peor hubiese sido que tratara a su hijo como a una heladera. He visto niños conduciendo un carro y golpeando al caballo con una cadena, lo cual no es ni más ni menos que la continuación de cómo lo golpean a ellos. ¿Por qué algunas madres tiran a sus hijos en los inodoros? ¿Estamos preparados para ser padres? ¿No estaremos retrocediendo a la época de la barbarie, en la que el gaucho abandonaba al hijo porque lo mandaban al destierro?

En los sectores más privilegiados, tiran a sus hijos de otra forma por la vida, como por ejemplo: no hablándoles, no registrándolos, no alojándolos ni en su mente ni en su corazón. Es allí donde todo se negocia. Utilicemos como ejemplo el caso de una joven que le comenta a sus padres que tiene novio, y ellos, lo primero que le preguntan es de qué trabaja, cuánto gana por mes, dónde vive, etc. Ahí juega todo lo comercial. Les enseñan a sus hijos a ser oportunistas y desconfiados. Imaginate si fueras la consuegra o el yerno de Ernestina Herrera de Noble (Propietaria de "Clarín").

"La infancia es la patria de todos".

Andrés Belguich

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