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Sobre las mujeres

Las declaraciones de la candidata a intendenta por la ciudad de Rosario, Mónica Fein, (Rosario/12, sábado 19 de marzo) remarcando que "las mujeres tienen que convencerse de que sí pueden", deja un enorme abanico de dudas sobre cuál es el conocimiento que tiene de la vida, los dolores, la lucha de la mitad del electorado rosarino.

En primer lugar, al referirse a las mujeres como a un todo indiferenciado, de sectores sociales, de inserciones laborales, de lugares donde viven y cómo lo hacen y las dificultades y penurias que atraviesan, la asemejan al pensamiento estándar de cualquier varón. Es más, casi demuestran la nula vocación por revertir la situación que atraviesa la inmensa mayoría de mujeres.

Pero la verdad, no sorprende. Los dichos de la candidata socialista son el reflejo de este gobierno provincial que destina un presupuesto irrisorio a problemas tan graves como la violencia, el femicidio y la esclavitud sexual.

Señora Fein, ¿cuáles son sus concretas propuestas para mejorar la calidad de vida de las ciudadanas rosarinas?, ¿Qué políticas públicas tiene previstas para combatir y erradicar la violencia de género?

Decirnos que su estrategia para terminar con la violencia hacia las mujeres es "eliminar la autoestima del agresor para evitar que continúe con esa violencia", es una entelequia que demuestra el más absoluto desconocimiento acerca de las causas reales de este flagelo que sufrimos a diario miles de mujeres.

El agravio final: Reducir la situación de desigualdad, de maltrato, de esclavitud a "temáticas" de ONGs nos termina de esbozar el perfil de la candidata del Frente Cívico y Social.

Desde hace dos años que venimos intentando acercar propuestas al gobierno de la provincia con respecto al tema atroz de la violencia, y lo hicimos con el convencimiento de que la situaciones se podían cambiar y mejorar. La respuesta del ejecutivo fue el ninguneo y la indiferencia.

Señora Fein, ¿Cuánto vale la vida de una mujer? Toda la legislación que supimos conseguir para revertir la desigualdad queda en el vacío si no es acompañada de un presupuesto que reconozca que merecemos una vida mejor.

La Verdecita

Granja agroecológica feminista