De cámaras y libertades

La multiplicación progresiva de cámaras que observan desde su ojo electrónico nuestros movimientos de circulación por las calles de las ciudades, en edificios públicos, paseos de compra, lugares de trabajo, etc. La incorporación de mecanismos digitales de ingreso y egreso que leen las huellas digitales de los trabajadores o de eventuales asistentes, es casi la concreción de la utopía de J. Bentham a través de medios más complejos tecnológicamente y más eficaces que el primitivo panóptico aplicado originariamente a los lugares de encierro que Michel Foucault analiza en su libro Vigilar y castigar.

En efecto, no sólo las cárceles, hospicios, escuelas, fábricas y cuarteles tienen sus garitas con vigías, sino que ahora en plena instalación de las sociedades de control que complementan a los mecanismos disciplinarios estamos cada vez más cerca de lo enunciado por George Orwell en su antiutopía, la novela 1984.

El Gran Hermano que todo lo ve y lo oye cuenta con instrumentos realmente temibles, pongamos por caso el hallazgo científico que implica el desciframiento del genoma humano. Herramienta que permite anticipar el desarrollo de enfermedades, y eventualmente la prevención de las mismas, pero también un conocimiento sobre las poblaciones muy apto para el diseño de estrategias biopolíticas que pueden contribuir a la guerra bacteriológica.

La instalación del miedo a los otros, a los distintos, en las poblaciones siembra el germen de la sospecha mutua y colectiva y el furor por la instalación ad infinitum de mecanismos e instrumentos de control social. El avance de estos mecanismos conlleva cada vez más una pérdida de las libertades y una disgregación que ahonda cada vez más las distancias y erosiona la trama de la solidaridad social.

En definitiva, y como ha sido enunciado y cuestionado en muchas ocasiones, la única libertad realmente existente en las sociedades del capitalismo mercancía, la única libertad vigente es la de circulación de mercancías, la libertad de los mercados.

Carlos A. Solero