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Conflictos

A lo largo de la historia los espacios sociales y más específicamente los territorios han sido escenarios de disputas entre los diversos sectores y clases.

El modo en que esos conflictos se expresan puede variar y de hecho ha variado, pero en lo esencial lo que persiste de manera invariante son los contrapuestos intereses y expectativas que las diversas clases sociales tienen respecto de los territorios en disputa.

En la región de Rosario desde hace años se desarrolla una lucha a veces soterrada u oculta por los medios informativos y otras abierta entre vecinos de diversos barrios periféricos, carentes de los servicios esenciales de saneamiento, pero que cuando centran en ellos su mirada los grupos de especulación inmobiliaria, por supuesto con mero afán mercantil, pronto las autoridades de turno se prestan a declarar "refuncionalizables".

Pongamos por caso las tierras de Nuevo Alberdi, o los terrenos linderos a la costa de Río Paraná en la zona otrora ocupada por silos cerealeros.

De páramos inhabitables o laberintos urbanos, estos espacios pasan a ser apetecibles bocados a lotear aunque sean tierras públicas.

Poco importa el desdichado e incierto porvenir de los pobladores originales de estas tierras, el lucro impone su prepotencia avasalladora.

En estos días, el discutible proyecto del Puerto de la Música, impulsado por la administración provincial, ha vuelto a poner sobre el tapete la alianza de intereses coaligados que prioriza una obra faraónica y orientada sólo a una franja de la población que podrá gozar de ella enfrentándose una vez más con las expectativas legítimas de las clases subalternas que demandan la construcción de viviendas populares y el equipamiento y refacción de los hospitales públicos.

Tarde o temprano las flagrantes contradicciones saltan a la vista, más allá de los discursos están las prácticas sociales y entonces las palabras quedan sometidas por la contundencia de los hechos.

Carlos A. Solero

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