Sábado, 15 de diciembre de 2012 | Hoy
Amabilidad
A numerosos ciudadanos les cuesta mucho ser amables, corteses, educados con el prójimo. ¿Por qué? ¿Qué pasó en las últimas décadas en una parte de la sociedad argentina? El "por favor" escasea, el "disculpe" también. ¿De quién es la culpa ante esta realidad? Estamos dejando una pálida imagen como seres humanos, porque los buenos modales quedaron guardados en algún lugar. No hay dudas, nos cuesta mucho ser amables con nuestros pares.
Actualmente se cree que alguien puede vivir sin la presencia, sin la ayuda, del otro. A partir de ese gran error de pensamiento, los buenos modales desaparecieron de la escena pública. El desinterés por los demás, la apatía, la desconsideración, la falta de cordialidad son corrientes a cada instante. Es fácil advertir esto en el contexto comunicacional. El uso de la tecnología, precisamente de internet y los teléfonos móviles, impide asiduamente un contacto más directo, más cercano entre los semejantes. Esto es para analizar y, por qué no, debatir.
Los buenos modales constituyen el pilar fundamental en cualquier función social. De ellos depende la manera de relacionarse en un sitio determinado. Pero, parece que muchos sujetos no interpretan esto. Es innegable que las personas bien educadas, respetuosas, tolerantes marcan la diferencia; aunque es cierto que en algunos empleos, por ejemplo, todavía el personal jerárquico se niega a priorizar el óptimo comportamiento humano, porque interesa solamente la producción de los trabajadores.
En la vida de relación, es sumamente importante entender que todos los seres, hasta con diferentes formas de pensar, son necesarios. Y desde allí es donde se empiezan a construir los buenos modales.
Marcelo Malvestitti
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