Sábado, 3 de agosto de 2013 | Hoy
Contaminación
Sin dar por sentado o afirmar categóricamente que la contaminación electromagnética sea una de las peores plagas de la modernidad, como lo expresan cada vez más numerosos estudios e informes científicos, que reseñan su negatividad, uno debe comenzar a prestar atención a este posible factor de perturbación sanitaria.
Cada vez y con mayor asiduidad, médicos e investigadores atribuyen a esa contaminación efectos indeseables, susceptibles de generar patologías que tendrían incidencia en la morbimortalidad de las personas. A pesar de ello, y tratando de mantener una objetividad e imparcialidad, no sencilla en torno al tema, reconozco que existe una biblioteca a favor que resalta la inocuidad de esta radiación y otra que expresa lo opuesto.
Esta disputa no es pacífica, ya que los intereses en juego son muchos y poderosos. Pero, ello no nos debe impedir reconocer, que en los últimos años han aparecido una serie de patologías, otrora no comunes, imputables según muchos a esta forma de radiación.
Dentro de la amplia bibliografía sobre el tema, los especialistas señalan: déficit de atención, hiperactividad, irritabilidad, alteraciones de concentración y memoria, prurito, molestias oculares, dermatitis, dolores musculares, cefalea, insomnio, y en los casos en que la exposición es a largo plazo: electrohipersensibilidad, síndrome de fatiga crónica, depresión, arritmias, alteraciones cardíacas, epilepsia, autismo, Alzheimer, Párkinson, infertilidad, alteraciones hormonales, leucemia y diversos cánceres.
Esta contaminación por campos electromagnéticos (CEM) originados en transformadores, líneas de alta tensión, WiFi, se agrava con el incremento exponencial de la telefonía celular. En virtud de los riesgos que entraña esta tecnología, la OMS incluyó a la misma dentro del Grupo 2B: Como posible cancerígeno para los seres humanos, conjuntamente con el peligroso insecticida DDT (prohibido en casi todo el mundo) y el cigarrillo.
De ser ciertas todas estas advertencias, evidentemente estamos en problemas, ya que la telefonía celular y el WiFi ha generado una extendida adhesión y adicción en toda la comunidad.
Debemos ser conscientes que todo ese poderoso arsenal tecnológico mencionado, tiene y tendrá cada vez más incidencia en la vida diaria y en sus distintas manifestaciones. Impactando ya fuertemente en la actividad educativa y pedagógica, con todo lo bueno y malo que ello puede encerrar.
Ricardo Luis Mascheroni
Docente
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