Mar 10.09.2013
rosario

CORREO

Correo

Carta al votante opositor

No puedo iniciar estas líneas sin poner el retrovisor a la vuelta de la esquina de los tiempos. Tan sólo 12 años atrás. Te acordás dónde estabas. Ya no recordás el club del trueque, las colas para trocar unos escarpines, por un paquete de acelga que salvó el almuerzo. Qué, nunca cobraste en LECOP o en Patacones, o te bajaron el sueldo, si aún tenías la suerte de tener laburo. No me digas que no tuviste un familiar o un amigo que se fue a Europa a trabajar de lo que sea para buscarle un sentido a la palabra mañana. No me niegues que seguro ese amigo o pariente ya se pegó la vuelta, porque allá están peor de lo que estábamos nosotros hace sólo una década.

Yo conté monedas para las cenas de mis hijas, arroz con huevo frito. A mí no me la contaron. Tengo tan claro los años de convertibilidad, de privatizaciones corruptas. De carpa blanca pidiendo financiamiento docente. De un procaz ministro de Economía mandando a los científicos a lavar los platos. De jubilados rogando un aumento. Del desierto en las fábricas. Sabés hace un año, más o menos, le hice una nota a un empresario del rubro de electrodomésticos. El tipo está haciendo una fuerte inversión que generará trabajo para unas 100 personas. Off the record me dijo que en los 90 estuvo a punto de cerrar.

Por eso quiero activar la memoria, porque creo que sos de las personas que no te jode la Asignación Universal por Hijo, que un pibe por ser argentino tenga los mismos derechos que otro pibe con padres con trabajo formal. Imagino que no protestás porque en las escuelas secundarias del país toda la gurisada tiene una netbook dada por este gobierno, que revirtió la triste ecuación neoliberal de Menem y De la Rúa que priorizaba el pago al FMI o entidades financieras extranjeras antes de potenciar la educación. Logro comprender que ver a la Argentina en sintonía con los demás pueblos americanos, no te indigna.

Ahora, sí caceroleás pidiendo "el fin de la Yegua para que a estos negros de mierda no le den un plan"; o rogás pidiendo de rodillas la vuelta de las relaciones carnales con las potencias asesinas del Mundo; o rabiás diciendo que "esos guachos no son dignos de las computadores", e improperios similares, previamente televisados por los mismos medios que se beneficiaron cuando vos y yo nos hurgueteábamos los bolsillos buscando un mango; debo confesarte que sos un facho tan irreparablemente pobre de contenido y carente de toda inteligencia solidaria.

Hugo Cravero

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