La ley de la democracia

La constitucionalidad de la ley de servicios audiovisuales no es sólo un fallo de nuestro Máximo Tribunal, sino más bien de otro triunfo objetivo e irrefutable de un proyecto de país que ha logrado nuevos paradigmas antes impensados, como éste. Un enfoque totalmente opuesto a lo convencional, a lo arcaico, a la idea de que el más fuerte es el que inevitablemente predomina e impone su verdad como única y revelada (como ha ocurrido con el relato oficial de nuestra historia).

Se falló a favor del fin del monopolio de las corporaciones mediáticas, que han dado impunemente muestras irrefutables del poderío corporativo que detentaban logrando dilatar la aplicación de una ley de la democracia para continuar gozando de manera déspota de los beneficios que les dio la dictadura. Han usado ese poder comunicacional absolutista y macabro para debilitar gobiernos, imponer sus aliados en los ejes de poder, construir la opinión colectiva. En pocas palabras: crear la realidad.

Pero lo que finalmente no pudieron fue vencer a este verdadero Estado de Derecho, ni a sus leyes constitucionales.

El 29 de Octubre de 2013 fue un día de festejo, porque ganamos todos, ganó la democracia, se acabó el desprecio popular, ganó el pueblo argentino. ¡Hurra!

Martín Rodríguez Luna