Mar 19.11.2013
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Larvas del totalitarismo

En su película El huevo de la serpiente, el director de cine sueco Igmar Bergman muestra cómo se fue gestando el nazismo en Alemania durante el período previo a la Segunda Guerra Mundial (1939﷓1945). Es posible observando el film comprender, lo que no significa justificar, de que manera en la medida que se agudiza la crisis económica, se dispara el proceso de hiperinflación y crece el desempleo, en simultáneo se multiplican los seguidores los postulados y acciones racistas y xenófobas.

En pocos años, las mismas masas de población que simpatizaban con las ideas socialistas al pauperizarse se vuelcan al culto fanático enunciado por el führer Adolf Hitler.

En la Argentina, recientemente el asesor de imagen de un candidato con aspiraciones presidenciales para el 2015 realizó una exaltación del genocida nazi, responsable junto a otros del holocausto contra el pueblo judío, los romaníes y disidentes políticos anarquistas, socialistas y comunistas. La loa al responsable de la aniquilación de millones de seres humanos, no puede ser soslayada.

Además, la irrupción en una ceremonia de carácter ecuménico de un grupo de fundamentalistas católicos lefrebrevianos, muestra que aún transcurridos treinta años de gobiernos constitucionales, emergen periódicamente larvas de espíritu y accionar totalitario, antisemitas en este caso.

La filósofa alemana Hannah Arendt 1906﷓1975), decía que: "La triste realidad es que la mayoría del mal está causado por la gente que nunca se decide a ser buena o mala, sino que es indiferente".

Arerndt fue testigo presencial del juicio al criminal nazi Aldolf Eichman, en la ciudad de Jerusalen. En el libro que compila las notas periodísticas que dan cuenta del acontecimiento explica que una de las cosas que más la conmovieron fue observar que el genocida en cuestión no era un ser demoníaco, sino un sujeto banal que como un autómata perpetró crímenes y acciones horrendas sin sentir culpas ninguna. "Un diligente funcionario, un burócrata del exterminio, lector de Kant, alérgico a la violencia y empeñado en el cumplimiento de las tareas que le fueron asignadas". En casi todo similar a los ejecutores del genocidio de la dictadura cívico﷓militar argentina.

Es preciso que como componentes de la sociedad permanezcamos alertas para que larvas del totalitarismo no se multipliquen, sembrando la intolerancia y el terror entre nosotros.

Carlos A. Solero

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