Miércoles, 7 de mayo de 2014 | Hoy
Negocios
El más jugoso de los variados negocios privados que se han desarrollado o intentado desarrollar en la costa central Rosarina se sitúa en terrenos cedidos por el Estado Nacional al Municipio, con cargo a la ampliación del Parque Nacional a la Bandera, hace más de 20 años. Sin embargo, el Club Ministerio de Obras Públicas --integrado en su momento por empleados de esta repartición nacional, hoy inexistente-- detenta sobre el mismo un permiso de uso hasta el año 2030. Dicho permiso es precario, es decir, puede ser revocado por la Nación en cualquier momento, pero no parece hasta ahora existir la voluntad política en ese nivel para revocar.
Con ello, todo intento del Municipio por hacer efectiva aquella donación queda confinada a la opción de continuar un juicio, que hasta ahora aparecía trabado, o bien llegar a un acuerdo con esa dirigencia.
La intendencia optó en su momento por este segundo camino, firmando un convenio con el Club MOP que incluía la construcción y explotación de una guardería náutica con gran cantidad de camas, locales comerciales, etc. y lo envió para su tratamiento al Concejo Municipal. Tras numerosas reuniones con diversos sectores interesados y/o conocedores de la temática, el 1 de diciembre de 2011, el Concejo rechazó por unanimidad el convenio, por considerarlo negativo para los intereses de la ciudad.
Sin embargo, un año después, el Departamento Ejecutivo insistió con un proyecto esencialmente similar al que ya rechazado. Desde entonces, no ha logrado los votos para su aprobación ni para su rechazo. Es obvio por lo tanto que sería ilegal cualquier intento de instrumentarlo de facto.
Cabe recordar que no es este el primer negocio que la dirigencia del Club desenvuelve con grupos privados en esos terrenos. El anterior había sido la discoteca Taura, con denuncias por las condiciones de seguridad, que el Municipio desestimó hasta que mostramos diferentes fotos de los sitios por los que se paseaban los jóvenes clientes del boliche, en muchos casos con alcohol y cigarrillos encendidos, estaban rodeadas de lanchas con sus tanques con combustible, construcciones de madera fenólica y tela, zeppelines de gas con la leyenda "prohibido fumar", "Peligro inflamable".
La cantidad de preguntas sin respuestas aceptables habilita a que nos preguntemos si estamos ante un nuevo caso en que capitales privados desarrollan otro pingüe negocio, a contramano de cualquier norma y a expensas de la tierra pública de todos los rosarinos.
Alberto Cortes
ex concejal
Partido Socialista Auténtico
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