Asedio y exterminio

Las maniobras de asedio y exterminio a los pueblos originarios no terminan. Otra vez la represión brutal e impiadosa es la única respuesta frente a los reclamos de estos habitantes ancestrales de tierras ubicadas en la zona nordeste de la región argentina.

Ahora lanzaron un artero ataque contra miembros de la Comunidad Wichi, una partida policial que partió dese Ingeniero Juárez, en la provincia de Formosa irrumpió con violencia en las precarias viviendas, destruyendo sus pocas pertenencias y baleando a pobladores.

El conflicto proviene de una disputa por lotes ocupados por un empresario amparado por la gobernación, que cercó los lotes para iniciar un emprendimiento de explotación capitalista.

Desde hace varios meses los pobladores Wichi han procurado frenar este acto de apropiación de tierras en las que obtienen su sustento y una pasividad cómplice por parte del Estado provincial, dio lugar a la deforestación del terreno y la colocación de alambrado.

Fueron detenidos por la partida policial y enviados a prisión a Las Lomitas varios miembros de la Comunidad Wichi, quedando otros en el reclamo con secuelas de heridas por las balas de plomo. En la incursión, la partida uniformada intentó el secuestro de un niño de pocos meses.

Este accionar no puede considerarse aislado de las maniobras de asedio cuando de exterminio liso y llano contra los pueblos originarios. En diversos sectores del territorio del Estado argentino se ataca cotidianamente a los pobladores para expulsarlos de las tierras que habitan, en el afán de convertirlas en sembradíos de soja. Ocurrió con los pobladores Qom también en Formosa con el despliegue de gendarmes y en Salta los latifundistas privan hasta del acceso al agua a los miembros de estas etnias.

Modelo extractivista, sojero y de minería ataca pobladores y depreda ecosistemas.

Violencia y explotación dos caras de una misma moneda para acumular capital.

Carlos A. Solero

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