Imaginen

Me parece útil que la ciudadanía esté en conocimiento de un antecedente judicial que freno la destrucción de la plaza San Martín, esperemos que para siempre.

Para esto, aporto un dato a la muy buena nota firmada por Leo Ricciardino, publicada en la edición del último lunes, 17 de noviembre, en este diario.

Me centro en la parte final de "Debates soterrados", donde el periodista adhiere a la posición, aunque lo diga en otros términos, que considera que la construcción de cocheras subterráneas, además de no ser imprescindible, constituye un daño irreparable al derecho humano consagrado en el artículo 41 de la Constitución Nacional, que protege el uso y goce del patrimonio cultural y natural .

La afortunada suspensión de --como bien dice-- "la perforación" de la histórica Plaza San Martín no se debió solamente a una ola de rechazos de vecinos indignados sino fundamentalmente a una acción judicial que la encausó. Dicha acción, basada en la pionera ley provincial 10.000 (de 1983) fue presentada por quienes integrábamos entonces --en 2011-- el Instituto de Derecho Ambiental del Colegio de Abogados de Rosario, bajo la presidencia del ambientalista Enrique Zárate.

Este Instituto se caracterizaba por reunir profesionales de distintas disciplinas, lo cual resulta imprescindible para trabajar en materia ambiental.

La presentación judicial estuvo a cargo del abogado especializado Jorge Lopez Mirosevich. La acción recayó en el Juzgado de Primera Instancia Distrito en lo Civil y Comercial de la 16ª Nominación de esta ciudad, a cargo de la jueza Susana Gueiler. Esta magistrada hizo lugar, en primer término, a una medida cautelar, en la cual pedíamos la suspensión del acto administrativo.

Para entonces, hasta el gobierno nacional había solicitado a la Intendencia local que no concretara ese tremendo daño. Porque ese patrimonio múltiple es un bien de todo el pueblo argentino, como sucede con tantos otros patrimonios diseminados por todo el país.

Se impidió así que se abrieran las puertas de un infierno. Imaginen, cerrando los ojos, como sería hoy esa plaza "perforada". Impedirlo es lo que nosotros hicimos.

Ana María de Benito

Abogada