Sábado, 23 de septiembre de 2006 | Hoy
Es importante empezar a discutir sobre la posibilidad de generar un espacio de estudio, en una primera instancia, y luego de acción, en cuanto a las prácticas de terapias complementarias o de otras medicinas como preferimos llamarlas en el ámbito de la Salud Pública de Rosario. Este tema está instalándose con mucha fuerza tanto en el ámbito académico como en las organizaciones de la sociedad civil, quienes debido a la emergencia de variadas problemáticas a la que la medicina occidental no puede responder de forma íntegra, empiezan a generar opciones complementarias más allá de las establecidas normativamente. Pensamos en una medicina complementaria en el sentido de "apoyatura, complemento o acompañamiento" en relación con el tratamiento de una problemática específica de salud y de prevención de enfermedades. Se trata de comenzar a ver, investigar, debatir, consensuar e intervenir desde una visión integral del sujeto, que contemple múltiples posibilidades de abordar su problemática física, mental, espiritual, social y cultural a través de la medicina social, la epidemiología, las ciencias sociales, la planificación y administración de lo público, entre otras cuestiones. La salud, al igual que la enfermedad, forma parte de la naturaleza del hombre en tanto representación, simbolización y discurso. Esto es: tanto la salud como la enfermedad son representaciones que el ser humano hace de su realidad. Su naturaleza por sí misma no enferma o está saludable, es la representación humana de lo enfermo o lo sano la que define cómo se miran los procesos, eventos o situaciones a veces consideradas naturales. Según lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS), salud "no es sólo la ausencia de enfermedad, sino el estado de total bienestar físico, psíquico y espiritual que puede alcanzar una persona". A modo de ejemplo, existen casos como el de Cuba donde se denomina medicina tradicional y natural a una medicina intercultural en la que se funde de manera muy inteligente y práctica todo lo bueno de la medicina china, las prácticas indígenas, la naturopatía y la medicina occidental convencional. Incluso el gobierno cubano la apoya, como lo demuestra el Programa Nacional de Medicina Tradicional y Natural, creado por el Ministerio de Salud Pública de Cuba en julio de 1996. En nuestra ciudad, por ejemplo, existe un número importante de población aborigen toba, o migrantes de otras ciudades y provincias que, en materia sanitaria, tienen mucho para aportar y trabajar en la interculturalidad para una mejor comprensión de la salud y la enfermedad en un marco de Atención Primaria en Salud consensuada y de ejercicio pleno de derechos. En este sentido, el proyecto de Creación del Comité Consultivo en Otras Medicinas, apunta al respeto y a la conciliación de culturas y prácticas en pos de mejorar cualitativamente los sistemas de promoción y prevención en el ámbito de la salud pública; en donde el sujeto se constituya en una parte activa de su tratamiento y pueda valerse de diversas herramientas para el abordaje de su problemática.
Miguel Pedrana
Concejal del Bloque Socialista
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