Sábado, 9 de julio de 2016 | Hoy
Recuerdos
Como no tener presente en oportunidad del 9 de julio los actos en mi escuela primaria, la "103", "la Roque Sáenz Peña". Guardapolvos blancos impecables. Discursos incomprensibles, marchas patrióticas, Laprida, la casita de Tucumán hecha con fideos sobre una hoja de papel canso, escarapelas, banderas, marchas marciales y desfiles militares. Y muchos, muchos uniformados por todos lados como intendentes, gobernadores y presidentes. Luego los años de una breve democracia al comenzar el secundario, un profe hablándonos por primera vez de americanismo, de los pueblos originarios de la Patria Grande de Bolívar y San Martín. Eso duró poco, nuevamente marchas militares, negación de lo originario, de lo latinoamericano, del sueño de Artigas, Moreno, Belgrano, Castelli, Paso, Monteagudo, Miranda, Tupac, Rosas, Irigoyen, Perón, el Che. Mirada a Europa, Estados Unidos, hasta que la cruel guerra de Malvinas nos hizo por la fuerza de la traición mirar lo nuestro y a nuestros hermanos latinoamericanos. Los 9 de julio seguían pasando cambiantes al ritmo de los gobiernos de facto y democráticos de turno. Alfonsín nos llamó los "carapálidas de América Latina". Luego de rodillas otra vez con Menem ante los Estados Unidos. Seguían los 9 de julio en una Tucumán que elegía incomprensiblemente al represor Bussi gobernador. Mis canas comenzaron a aflorar y también las esperanzas de una latinoamérica unida y solidaria de la mano del Mercosur, Unasur y CELAC, lejos de la OEA, lejos del ALCA, organismos títeres de la omnipotente USA. Llegó el 9 de julio de 2010 y nos encontró en el bicentenario de la Patria junto a mis hijos en Tucumán en un clima festivo sin igual. Esperamos las 12 de la noche junto al pueblo tucumano cantando el himno frente a aquella casita de Tucumán de mis dibujos infantiles, las lágrimas no pidieron permiso para recorrer mis mejillas disfrutando esa noche de un sueño argentino, latinoamericano de libertad, de independencia, de unión. Eran tiempos de gobiernos populares en América Latina, de la Patria Grande. Tiempos de revisar la historia, de denunciar el genocidio español, el colonialismo inglés y estadounidense. Tiempos de 9 de julio con fiestas populares sin vallados, sin carros hidrantes, de balcones albicelestes, de recitales, de desfiles de veteranos de Malvinas, de banderas más largas del mundo.
Cuántos 9 de julios han pasado por mis ojos en estos 55 años, ojos vidriosos que no pueden llorar de alegría.
Arístides Ricardo Alvarez
Docente
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