Las palabras de la ley

Comparto estas reflexiones sobre el pensamiento judicial y su expresión con motivo del lenguaje empleado por la autora de la sentencia que condena a nueve años de prisión a la joven mujer Yamila S. por el delito de abandono de persona seguida de muerte, conducta antijurídica agravada por el vinculo (hijo suyo). ¿Necesitaban esa dureza verbal para presentar sus decisiones? La jueza mezcla la letra de la ley con su preferencia por unas normas sobre otras, la necesidad de sentenciar de esa forma, lo peligroso que es hacerlo de otra, sus prejuicios, su educación, el apego a una religión, sus conocimientos de otro tipo que los jurídicos, ata todo y lo presenta en sociedad. Y en este caso no son soluciones caprichosas. Evalúan qué es lo mejor, sobre todo, para el entorno social en el cual impactará. Y en este triste asunto, tanto la magistrada como la fiscal que pretendía el doble de la pena finalmente sancionada, se han esmerado en presentar de manera convincente su interpretación de la ley. Y para lidiar contra la corriente de pensamiento que tiende a acentuar la protección de la mujer, basada en la abundante normatividad incorporada a nuestro ordenamiento jurídico, especulamos que debieron ennegrecer con fuerte tinta china los rasgos personales de la encausada. De ahí la adjetivación como "manipuladora, "mentirosa", en fin, asesina de la peor calaña. Por el contrario, su ex pareja aparece como otra víctima. Para el hombre comprensión. Las mujeres portamos en nuestros cuerpos otros cuerpos elaborados en complicidad, digamos con el hombre, Pero a la hora de responder, estos desaparecen de la escena judicial. No han tenido nada que ver. Así se resolvió o mejor, se disolvió la presencia masculina, en los casos citados por las mismas magistradas, el de Romina Tejerina y el de Belén. Los cuerpos nuestros expuestos con impudicia a la mirada inquisitorial, en sociedades argentinas donde aun cuesta aplicar la abundante normatividad moderna protectora de nuestros derechos humanos. La jueza aclara que no se trata de idénticos casos. Sí es idéntico, nos parece, el tratamiento de las encartadas.

Ana María de Benito