Lunes, 14 de enero de 2008 | Hoy
La medición de vientos con fines energéticos y la producción
de agua caliente en los edificios a través de energía solar
son dos alternativas que podrían reactivarse en este momento.
Por Guillermo Lanfranco
Con una matriz energética conformada en más del 90 % por combustibles no renovables -gas y derivados del petróleo-, la provincia de Santa Fe hasta ahora dejó pasar la oportunidad que le brindan en primer lugar sus días soleados y, luego, los vientos que la cruzan con frecuencia. Las energías no convencionales están ahí, disponible, para quienes tomen la decisión de utilizarlas, aprovechando sus inigualables ventajas ambientales. Eso es lo que cree el ingeniero René Galiano, uno de los principales especialistas en energías renovables de la provincia de Santa Fe, pero que fue durante la anterior gestión de gobierno fue raleado de las tareas en ese sentido que desarrollaba en la EPE. "En esta provincia tenemos 220 días de sol neto al año, ¿cómo puede ser que desaprovechemos tanta energía?", se pregunta Galiano, quien confía en que las nuevas autoridades provinciales reactiven proyectos, como la medición de vientos con fines energéticos. Mientras, en algún cajón del Concejo municipal de Rosario descansa en paz el proyecto presentado en 2005 por el entonces edil Pablo Javkin junto al Taller Ecologista, para producir agua caliente en los edificios a través de energía solar.
Mientras estuvo al frente de la oficina de Energías No Convencionales y Medio Ambiente de la EPE, Galiano encaró una serie de proyectos que años atrás ubicaron a Santa Fe en el liderazgo de ese rubro. Pero la última gestión de Luis el Halli Obeid en la EPE decidió restarle prioridad al desarrollo de energías no convencionales y la oficina fue desmantelada.
Galiano recuerda lo mucho que se hizo hasta entonces: un estudio de medición de vientos con fines energéticos a 24 metros de altura, se llegó a la conclusión que es posible encarar una generación de baja capacidad. También se dotó de sistemas de energía solar a 161 escuelas rurales, cubriendo casi la totalidad de establecimientos sin luz. Dos parajes de la provincia, El Palmar y el Kilómetro 70, fueron definidos como "pueblos solares" y abastecidos de agua y energía a través de esa fuente. En Manucho, cerca de Esperanza, funcionó un semáforo solar.
El especialista confía en que las nuevas autoridades de la empresa reactiven el sector de Energías No Convencionales. Por lo pronto, ya tiene listo un anteproyecto para estudiar la velocidad de los vientos en la provincia entre 40 y 60 metros de altura, un nivel posible para explotar ese recurso de acuerdo a la tecnología estándar disponible.
Pero la mayor oportunidad la brinda la energía solar, ya que Santa Fe cuenta con 220 días despejados netos al año, "un número mejor que el de Río de Janeiro, donde hace más calor pero con muchas menos jornadas de sol que en nuestra provincia", ejemplifica Galiano. Pero Brasil tiene fuertes políticas de desarrollo de energías no convencionales. Diez años atrás, Argentina generaba 20 megavatios (MW) en ese rubro y Brasil cero. Hoy Argentina genera 28 MW y Brasil 380, con una meta próxima de 500 fijada por ley. Cuenta además con industrias dedicadas a la producción masiva de insumos para producir energía renovable.
"¿Vio en la Argentina alguna propaganda que lo invite a instalar calefones solares?", interroga Galiano, sabiendo la respuesta, para agregar: "Faltan ordenanzas que alienten la instalación de generadores solares, cuando en otros países, como España (además tercer generador de energía eólica del mundo) o Inglaterra, esa es una obligación alentada con subsidios aportados por el Estado, sabiendo que se está ahorrando combustibles fósiles y evitando la emisión de gases a la atmósfera".
Lejos de ser costosos, los calefones solares pueden ser fabricados en talleres de escala pyme, obteniéndose muy buenos rendimientos. "Una utilización masiva de ese recurso permitiría ahorrar en Santa Fe entre un 50 y 60 % de gas en verano y entre un 40 y 45 % en invierno", calcula Galiano.
La iniciativa más fuerte que hubo en Rosario para aprovechar la energía solar, hasta ahora cayó en saco roto. En 2005, el entonces Javkin (ARI) y Pablo Bertinat (Taller Ecologista) presentaron un proyecto para instalar en los edificios colectores solares planos destinados a calentar el agua de consumo de todo el consorcio, lo que supone un importante ahorro de gas y electricidad. Para hacer frente a los costos de desarrollo se preveía crear un fondo de incentivo que saldría del impuesto municipal al gas. "Era la posibilidad de avanzar en cuestiones concretas en la aplicación de energías no convencionales", señala Bertinat. Pero el proyecto nunca llegó al recinto.
Tampoco prosperó el proyecto para incluirlo en el nuevo Código Urbano, "porque la secretaría de Planeamiento municipal no lo creyó pertinente", precisa el ecologista, marcando la contradicción de que sí se permite la construcción de edificios climatizados artificialmente las 24 horas durante los 365 días del año.
Bertinat cree que ahora se abre una nueva oportunidad para impulsar las energías no convencionales, a través del decreto 140 del Poder Ejecutivo Nacional, el mismo que puso en marcha el cambio de bombitas por lámparas de bajo consumo. "Establece medidas a mediano y largo plazo para poner en marcha fuentes de recursos renovables. Pero nuestro temor es que cuando pase la crisis energética, nadie se acuerde del tema", concluye.
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