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Lunes, 14 de enero de 2008

CIUDAD › LA REPRESENTACION DE LAS MINORIAS EN EL CONCEJO MUNICIPAL

Una reforma política cuestionada

El disparador de la polémica fueron las críticas del presidente del Concejo a la Ley Borgonovo. En esta página, D`Ambrosio propone un "doble sistema de elección", Favario entiende que las "instituciones se consolidan si tienen cabida los representantes de todas las vertientes del pensamiento" y Vila pide la derogación de la Ley.

Una polémica curiosa

Por Angel D`Ambrosio *

Curiosa polémica que con los calores de enero se desata en el seno del órgano deliberativo del gobierno de la ciudad. Curiosa porque algunos de los que ahora protestan contra la Ley Borgonovo pertenecen a la fuerza política (el Justicialismo) que con sus votos en la Legislatura de la provincia la tornaron posible. Curiosa también porque esos mismos defienden ahora el derecho de la ciudad para definir el número e integración del Concejo cuando desde siempre negaron la autonomía municipal y ahora pretenden frenar desde el Senado la imprescindible reforma constitucional que la tornaría posible (precisamente cuando se sanciona la Ley Borgonovo fui uno de los legisladores -junto a otros de la oposición- que destacamos que más allá del fervor de la sociedad de aquel entonces por el "que se vayan todos" la ley constituía otra indebida intromisión de la Provincia en los derechos de la ciudad.

Curiosa polémica porque algunos ahora se preocupan por la representación de las minorías cuando era notorio que el resultado previsible de esa ley reduciría espacios para los sectores de menor peso representativo. Pero también es extraño que se eleve a categoría sacramental que una representación fraccionada en extremo mejore la calidad de la representación y sus efectos legislativos. El ejemplo de la legislatura de la ciudad autónoma de Buenos Aires (autora del disparate jurídico y político de la destitución de Ibarra entre otras sandeces) es precisamente el contrario.

Singularmente parcial es la queja de que un número determinado de votos no se traduce matemáticamente en el número de representantes cuando ello no es resultado de la reducción del número de concejales sino de otro de los malsanos efectos de la derogada Ley de Lemas que favorecía con los residuos a las fuerzas mayoritarias.

Hace más de diez años publiqué en Rosario/12 un trabajo (puede ubicarse en los archivos) que refería a que la mejora en el Concejo debía darse -a partir de la autonomía porque no es lo mismo el Concejo de una ciudad como Rosario que el de una ciudad de 15.000 habitantes- en las formas de elección y representación. Allí destacábamos (después aparecieron imitadores lo que no es malo aunque sigan con la mala constumbre de no mencionar los antecedentes) que debía implementarse un doble sistema de elección y que a partir del proceso de descentralización que se ha concretado en Rosario exista una elección por distrito (tres concejales por cada uno de ellos con necesaria residencia en el mismo durante un período de tiempo y electos mediante representación proporcional, lo que asegura el derecho de todos) más una lista de "concejales de la ciudad" que podría ser no más de 8 o 10 y que también fueran electos por representación proporcional.

Con tal sistema mantendríamos un número de concejales relativamente equivalente al actual, pero mejoraría la representación territorial y consecuentemente aumentaría la responsabilidad y el conocimiento entre electores y elegidos, única forma de mejorar realmente la calidad de la representación. Por otra parte al reducirse la lista de concejales de la ciudad terminaríamos con las famosas listas sábanas donde se cuelan tantos impresentables (ejemplos existen a montones).

Por esos camino debe pensarse alguna reforma positiva que requiere la plena autonomía para el dictado ﷓por los rosarinos﷓ de su propia carta orgánica. Lo demás es oportunismo y severa contradicción con los antecedentes históricos.

* Ex secretario de Gobierno de la Municipalidad de Rosario

Reforma sin consenso

Por Carlos A. Favario *

Cuando a comienzos del año 2002, los justicialistas santafesinos, asustados por los "cacerolazos", anunciaron la "Reforma Política", dijimos que no había reforma sino algún maquillaje para simular que algo se estaba haciendo, cuando algunos pedían "que se vayan todos".

Dijimos también, que reducir arbitrariamente en casi el 50% el número de concejales en las ciudades de Rosario y Santa Fe, era consecuencia de la improvisación, del temor y del poder de una mayoría "obediente" a los dictados del amo (por ese tiempo Carlos Reutemann).

Dijimos también, que se trataba de un improvisado y superficial proyecto de circunstancia, que carecía de consensos, en tanto la oposición no fue consultada, lo votó en contra y además, la abrumadora mayoría de los concejales de Rosario lo declaró inconveniente para mejorar el funcionamiento institucional del municipio.

Dijimos también, que se trataba de una grosera violación al principio de autonomía municipal que consagra la Constitución Nacional, porque solamente los habitantes de Rosario o de Santa Fe debían decidir respecto al número de concejales que los representasen y no estar supeditados a la decisión de los legisladores de Tostado, de San José de la Esquina, de Bouquet, de San Javier o de cualquier otro lugar de la Provincia, que en una suerte de rémora paternalista le impusieron a rosarinos y santafesinos qué composición debían tener sus Concejos municipales.

Así, sin estudio y sin debate previo, se votó la famosa ley que redujo solamente la cantidad de concejales de las dos más importantes ciudades de la Provincia y que pomposamente se denominó "Reforma Política". Así también, lo inexplicable: Rosario = 1.000.000.000 habitantes = 22 concejales; Santa Fe = 380.000 habitantes = 12 concejales; Venado Tuerto = 60.000 habitantes = 9 concejales; Villa Cañas = 11.000 Habitantes = 6 concejales. ¿Cómo pueden explicarse estas desproporciones? ¿Cómo se justifica el principio de la representatividad a la luz de estas realidades?

Pero bueno, los incautos o mejor dicho "la gilada", siempre creyó que con menos diputados y con menos concejales se iba a vivir mejor. A veces, vale más el economicismo teórico derivado de los ahorros (que nunca se contabilizan), que la consolidación de las instituciones democráticas donde deben tener cabida los representantes de todas las vertientes del pensamiento.

A propósito, dijimos también que esa "Reforma Política", atentaba contra la representación de las minorías y que reforzar el bipartidismo no resultaba favorable para un mejor funcionamiento del sistema.

Siempre hemos creído en la necesidad del reparto del poder, porque las mayorías absolutas en los cuerpos colegiados atentan contra la salud del mismo cuerpo. Estamos convencidos de que las decisiones deben ser consecuencia de acuerdos de distintos sectores que conformen verdaderas mayorías. De lo contrario, nos encontramos en presencia de una parcialidad que impone su voluntad a los demás como si fuera la dueña de la verdad absoluta, y ésta en la política no existe.

En Rosario estamos empezando a ver los resultados de la "Reforma Política", la disminución del número de concejales ha impedido las representaciones minoritarias y las concertaciones. Los acuerdos políticos no existen porque un Partido -mayoritario y respetable- se ha convertido en el dueño de la verdad absoluta. Eso me parece peligroso.

* Secretario General, Junta Ejecutiva Provincial, Partido Demócrata Progresista.

Atenta contra el pluralismo

Por Carlos Vila *

En relación a las críticas formuladas por el Presidente del Concejo Municipal de Rosario Miguel Zamarini a la denominada Ley Borgonovo, señalamos:

La derogación de la ley provincial nº 12.065 conocida popularmente como ley Borgonovo, ha sido una preocupación permanente del radicalismo siendo consecuente el accionar de nuestros legisladores por derogar la misma por ser un instrumento legal que no aporta a la profundización de la democracia y que atenta contra el pluralismo político e ideológico.

Dicha norma fue aprobada bajo una concepción de oportunismo y de gatopardismo, por cuanto redujo el número de bancas de concejales en las ciudades de Rosario y Santa Fe, disminuyendo la representación ciudadana bajo el manto del antidemocrático slogan del "que se vayan todos" y manteniendo prácticamente las mismas partidas presupuestarias imputadas para el funcionamiento de dichos cuerpos legislativos, esto es cambiar para que nada que cambie.

Nos parece oportuno sostener que desde la recuperación de la democracia, las marcas más importantes del retroceso santafesino han sido las privatizaciones de obras sanitarias (aguas) y del Banco Provincial de Santa Fe, en materia electoral la denominada Ley de Lemas y en materia de degradación de la calidad institucional la ley Borgonovo ocupa un lugar muy importante.

Finalmente queremos consignar en virtud de los fundamentos vertidos que desde la UCR seguimos bregando por la profundización de la democracia, por la ampliación de la representación ciudadana, por la derogación de la ley borgonovo, y por la autonomía a los municipios, para poder elevar la calidad institucional del Estado.

* Presidente del Comité Departamental Rosario de la Unión Cívica Radical.

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