SOCIEDAD › ENTREVISTA CON NILA HEREDIA MIRANDA, DOS VECES MINISTRA EN BOLIVIA
La funcionaria, que coordina la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (Alames), considera que no se trata de un área técnica, y apunta a abandonar "la lógica neoliberal que pretende que la salud es una responsabilidad individual".
› Por Luis Bastús
Un encuentro de funcionarios municipales de salud pública contó esta semana con la visita a Rosario de Nila Heredia Miranda, quien se desempeñó dos veces como ministra boliviana en la gestión de Evo Morales y ahora coordina la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (Alames). Su figura se define no sólo por más de 40 años como cirujana, docente y especialista en gestión de salud, también por una militancia desde joven en el Partido Revolucionario de los Trabajadores de Bolivia y en el Ejército de Liberación Nacional que le valió la cárcel y la tortura de la dictadura de Hugo Banzer, y el exilio en Perú con su compañero argentino, militante del ERP, desaparecido por el imperio del Plan Cóndor.
Desde esa densa base militante, esta menuda mujer nacida en Potosí, de hablar calmo y susurrante, afirma: "La salud no es un asunto técnico, sino un hecho social, y por lo tanto, es político".
La ex funcionaria que sigue alineada con la gestión de Morales en el país hermano ofreció este jueves una conferencia en el Cemar, invitada por la Secretaría de Salud municipal, ante un auditorio compuesto por funcionarios, intendentes y presidentes comunales que luego adhirieron a la formación de la Red de Gobiernos Locales en Salud que se consagrará en noviembre en un congreso a celebrarse en Uruguay. Y ella vino a reforzar el perfil de una gestión que promueva la participación popular en el diseño de políticas de salud, como una vía para dejar atrás "la lógica neoliberal que pretende que la salud es una responsabilidad individual".
"Todavía perdura la idea de que si uno se enferma es porque tiene un mal estilo de vida, porque se porta mal, y por lo tanto es una cuestión de decisión individual. No es así: la salud es un hecho colectivo, y si la gente fuma mucho, o si bebe, o si se enferma de tal o cual cosa, es preciso indagar qué nos pasa como sociedad, y qué hace el Estado ante esas causas que hacen que la gente se enferme. Y el equipo médico nunca debe rehuir en su deber de estimular a la gente a que participe y reclame su espacio y asuma su derecho a la salud como algo propio", dijo. En su gestión, Heredia encaró un proceso cuyo destino final era implementar un sistema único de salud que garantice el acceso a toda la población y evitar que todos los pacientes llegaran hasta los hospitales a saturar el sistema.
Ante la disyuntiva que aún se zarandea acerca de si el déficit financiero en el Estado significa una mala gestión, Heredia señaló: "Siempre importa el resultado, si hay déficit o subejecución del presupuesto, que a mí me ha pasado pero no por no haber hecho cosas sino por impedimentos de orden burocrático, de gestión. Igual, aunque la ejecución sea del 100 por ciento, no implica necesariamente que se haya hecho mucho. Todavía estamos en un proceso de desarrollo. En Bolivia, el presupuesto en salud es apenas el 5 por ciento del total nacional. Muy poco. Y seguimos pelando por establecer un sistema único, para garantizar la atención de toda la población, equitativo, justo, de calidad, e intercultural". Con todo, Heredia Miranda valora el hecho de haber podido disminuir un poco el alto índice de mortalidad infantil boliviano, del 54 al 45 por mil en seis años. "Deberíamos estar en menos de 10 por mil, y eso refleja que sigue habiendo desigualdades, por eso digo que se trata de un asunto político", enfatizó.
La especialista interpreta que sí, que existen en salud marcas políticas que replican el distanciamiento de América Latina respecto del Consenso de Washington. "Hay una construcción diferente del Estado y de la percepción de la gente sobre sus derechos. Es lo que pasa en Chile con los jóvenes reclamando educación gratuita, o el malestar que expresa el pueblo colombiano ante un gobierno que con lógica neoliberal estructuró un sistema de salud por el que todos deben pagar por el servicio, y uno tiene que demostrar que no tiene capacidad de pago para que el Estado lo subvencione. Mientras tanto, Colombia subvenciona a toda la red de atención privada en lugar de garantizar directamente el acceso a toda la población al derecho a la salud. Esos son los extremos más claros del esquema neoliberal donde el Estado arbitra en función de lo privado y donde se da por hecho que no tiene capacidad de administrar". En cambio, observó Heredia que en el continente aquella concepción ha entrado en crisis. "Los Estados progresistas están revisando sus políticas para garantizar una atención equitativa", rescató.
La coordinadora de la Alames analizó que una consecuencia del paradigma anterior de la salud como un asunto privado e individual propicia, junto con la cultura de consumo hiper difundida por los medios de comunicación y redes de Internet, flagelos como las adicciones juveniles, la violencia y el embarazo adolescente incluso. "Los jóvenes están atrapados en una lógica que los lleva a hacer individual hechos colectivos. Eso se puede ver en los bailes, en las canchas de fútbol, en el modo de relacionarse vía Internet. Si se elimina lo colectivo, queda una generación de sujetos preocupados por sí mismos, por su destino individual, y cuando se dan cuenta --si es que llegan a darse cuenta-- de que son parte de un colectivo, no han adquirido la experiencia suficiente, y entonces cómo hacemos desde el Estado para reparar la adaptación de esa persona que no ha vivido como sujeto social".
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