Jueves, 4 de septiembre de 2008 | Hoy
PSICOLOGíA › SEMINARIO "ADOLESCENCIA, ABORDAJE CLíNICO"
Por Adriana José*
En el Instituto de Adolescencia del Colegio de Psicólogos organizamos este año un Seminario: "Adolescencia. Abordaje Clínico". Todos los años proponemos cursos de formación y encuentros clínicos. Intentamos abordar los interrogantes que se formulan los colegas que dan sus primeros pasos en la clínica.
Con respecto a las primeras entrevistas, se puede recordar que no hay llamado a un analista que no sea precedido por un tiempo de "vacilación". En el caso de los padres aparece la sensación de fracaso, de desorientación, dicen "no saber, no entender" respecto de su hijo, que se les aparece como un extraño. Cuando es el adolescente quien pide ser escuchado también hay algo que vacila en relación al vínculo con sus padres, a los cambios que se van produciendo en su cuerpo, a sus pares. En el transcurso de las entrevistas se tratará de escuchar el material que aparece y entonces decidiremos con quién o quienes seguir trabajando. Se verá quién hace el primer llamado, qué expresa en ese llamado. Luego quienes vienen, si los padres, uno de ellos o el adolescente solo. Un pedido de tratamiento para un adolescente no significa que necesariamente sea él el sujeto a tratar.
Tendremos en cuenta la necesidad de diferenciar la "consulta" de una "demanda de análisis". Es frecuente la "consulta" de los padres en relación a un hijo y se verá si hay posibilidades allí de que algo se despliegue o simplemente quedarán en el lugar de preguntas que se formulan los padres en relación a sus funciones. No toda consulta debe conducir necesariamente a un tratamiento, ya que no se estructura siempre una "demanda de análisis" que nos indique la posibilidad de un tratamiento.
Lo más frecuente es escuchar que el motivo de consulta de los padres no coincide con la preocupación o el punto de angustia de ese hijo. Ellos esperan que el analista pueda intervenir dando un sentido al "sin sentido" con el que aparece para ellos lo que le ocurre a su hijo. Sólo quien pueda sostener la dimensión del "enigma" que el "sin sentido" abre tendrá para esos padres o para un sujeto que consulta la posibilidad de constituirse en alguien que lo escuche. En el adolescente será importante detectar qué es lo qué está en curso en su constitución subjetiva y en qué punto se encuentra detenido, que aquello en lo que está detenido pueda seguir. Es la particularidad de cada caso el mejor indicador de cómo ir planteando estas primeras entrevistas. Se trata de llevarlas adelante sin ritualizarlas, ni estandarizarlas, sí formalizarlas.
Freud en La Iniciación del tratamiento propone reunir algunas reglas para el uso analítico y compara al tratamiento con el juego de ajedrez donde "sólo las aperturas y los finales pueden ser objeto de una exposición sistemática y exhaustiva, a la que se sustrae, en cambio, totalmente, la infinita variedad de las jugadas siguientes a la apertura".
Las entrevistas preliminares no siempre culminan en el inicio de un análisis. A veces el sujeto descubre que era otra su demanda, que no es el momento para él de comenzar una cura. Nos encontramos con padres que consultan algunas veces y no llegamos a conocer al hijo. En ocasiones, mucho tiempo después viene ese hijo o solamente uno de los padres. Es un proceso que puede tomar muchas direcciones.
Lo importante es que como analistas estemos dispuestos a escuchar y direccionar el rumbo que estas entrevistas vayan tomando.
*Miembro del Instituto de Adolescencia del Colegio de Psicólogos.
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