Jueves, 15 de octubre de 2009 | Hoy
PSICOLOGíA › APORTE PARA LAS XI JORNADAS "SíNTOMA Y PULSIóN"
Por Héctor Tarditti *
Abordar el lugar de la pulsión en psicoanálisis supone examinar la cuestión de la satisfacción en el "hablante ser". Demanda de pura y exigente satisfacción. Exigencia del cuerpo.
Sabemos que la satisfacción plena, originaria, de la pulsión nunca se alcanza, por estar mortificada por el lenguaje. Pero el síntoma le ofrece a la pulsión otra satisfacción, una satisfacción anómala, dice J. A. Miller, una satisfacción displacentera, en infracción con el principio del placer.
Precisamente, ya Freud en "Inhibición, síntoma y angustia" ponía el acento en algo más que el síntoma como queriendo decir algo, descifrable.
Freud advirtió claramente que el síntoma es fundamentalmente goce, un modo de satisfacción para el sujeto. Más precisamente, nos interesa el aspecto del síntoma que no cambia, resultando ser el partenaire del sujeto.
Orientarnos por lo real supone ir recortando un camino, acotando la posible producción.
* Miembro EOL Sección Rosario.
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