"Muchas veces hemos oído sostener el reclamo de que una ciencia debe construirse sobre conceptos básicos claros y definidos con precisión. En realidad, ninguna, ni aun la más exacta, empieza con tales definiciones. El comienzo correcto de la actividad científica consiste más bien en describir fenómenos que luego son agrupados, ordenados e insertados en conexiones. Ya para la descripción misma es inevitable aplicar al material ciertas ideas abstractas que se recogieron de alguna otra parte, no de la sola experiencia nueva. Y más insoslayables todavía son esas ideas los posteriores conceptos básicos de la ciencia en el ulterior tratamiento del material. Al principio deben comportar cierto grado de indeterminación; no puede pensarse en ceñir con claridad su contenido. Mientras se encuentran en ese estado, tenemos que ponernos de acuerdo acerca de su significado por la remisión repetida al material empírico del que parecen extraídas, pero que, en realidad, les es sometido. En rigor, poseen entonces el carácter de convenciones, no obstante lo cual es de interés extremo que no se las escoja al azar, sino que estén determinadas por relaciones significativas con el material empírico, relaciones que se cree colegir aun antes que se las pueda conocer y demostrar. Sólo después de haber explorado más a fondo el campo de fenómenos en cuestión, es posible aprehender con mayor exactitud también sus conceptos científicos básicos y afinarlos para que se vuelvan utilizables en un vasto ámbito, y para que, además, queden por completo exentos de contradicción. Entonces quizás haya llegado la hora de acuñarlos en definiciones. Pero el progreso del conocimiento no tolera rigidez alguna, tampoco en las definiciones. Como lo enseña palmariamente el ejemplo de la física, también los "conceptos básicos" fijados en definiciones experimentan un constante cambio de contenido". Sigmund Freud. Pulsiones y destinos de pulsión (1915).

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Así como Freud plantea como fundante del saber, ese ida y vuelta entre lo establecido como cuerpo conceptual y el estímulo instituyente de los fenómenos-objetos de la indagación científica, podemos como psicoanalistas abordar el trabajo clínico y el trabajo teorizante, en los mismos términos dinámicos que él reconoce e inscribe.

El trabajo clínico está orientado a alojar y ligar lo pulsante en redes elaborativas, y esto que haciéndose cargo de la imposibilidad de la homeostasis no promueve la cristalización ni la descarga de la energía psíquica, sino la complejización del entramado representacional para resolver las conflictivas que lo atraviesan.

De igual modo, el trabajo teorizante que los analistas inevitablemente hacemos, busca aprehender en transferencia con pares, autores, instituciones, etc. el flujo pulsante de la experiencia y producir inscripciones que conforman nuestros "mapas" conceptuales de referencia, los cuales revalidamos o reformulamos en una constante puesta a prueba.

Es, entonces, con esta intención y bajo esta impronta que convocamos a participar de este encuentro, para recrear el circuito que va desde la experiencia y el saber que nos pulsan y sustentan, hacia destinos elaborativos de nuestra práctica, a través del trabajo y el juego teorizantes.

La modalidad de trabajo: talleres participativos con registro de la producción y luego instancia de integración e intercambio de esas producciones, en una reunión plenaria.

Los talleres serán: En los orígenes del Sujeto: La constitución psíquica: endogenismo/exogenismo. Lo infantil en Psicoanálisis. Lo transgeneracional. En los orígenes de la Práctica: Los inicios de la práctica analítica. La filiación de los analistas. Los comienzos de un tratamiento. Transferencia y abstinencia. En los orígenes de la Teoría: Lo que originó al Psicoanálisis. Lo que el Psicoanálisis originó. Los fundamentos. Los efectos en el campo cultural.

* Miembro del Instituto de la Familia. Las jornadas se realizarán este sábado desde las 9.30 en Santa Fe 2134. Informes en el 425 8120 o por mail a: [email protected]