PSICOLOGíA › JORGE ASSEF, DE LA EOL CóRDOBA, AUTOR DE LA SUBJETIVIDAD HIPERMODERNA
El psicoanalista aborda en su libro, que
se presentó en Rosario, la relación entre
el cine y la construcción de sentidos.
› Por José Manuel Ramírez*
El psicoanalista Jorge Assef, miembro de la sección Córdoba de la Escuela de la Orientación Lacaniana, conversó con Rosario/12 a propósito de su reciente libro La subjetividad hipermoderna, presentado en Rosario en Ciclo Cine y Libros de EOL Sección Rosario.
-Este primer libro de su autoría "La subjetividad hipermoderna" articula cine, semiótica y psicoanálisis. Qué relación ha encontrado entre ellos?
--El cine es un artefacto semiótico, está organizado a partir del lenguaje cinematográfico con representaciones y enunciaciones que le son propias, entonces el cine construye sentido. Usted sabe que Lacan nos ha enseñado que el inconsciente también está estructurado como un lenguaje, es decir que los seres humanos estamos programados por el lenguaje, un lenguaje que recibimos a partir de la interacción con los otros, esos otros al fin y al cabo son agentes de la cultura en la cual nacemos, y el cine es parte de esa cultura. Quiero decir con esto que el cine es un productor de identificaciones, lenguas, prácticas, representaciones, estilos de vida, etc., que circulan por el discurso de una época y que están a disposición de los sujetos para identificarse a favor o en contra, usarlos como referencias, armar sus modos de ver el mundo, etc.
Pero a su vez el discurso cinematográfico, al construir sentidos, también funciona como una interpretación de lo que sucede, muchas veces nos brinda posibilidades de comprender el mundo en que vivimos, y las subjetividades con las cuales nos encontramos.
-En el prólogo, Luis Darío Salamone, recuerda lo que decía Alfred Hitchcock, ícono indiscutido y referencia ineludible, que el que termina la película con su interpretación es el espectador, Cómo lo ve usted desde la perspectiva psicoanalítica e incluso semiótica?
--Sí por supuesto, desde la semiótica es claro que el signo no es unívoco, es quién interpreta el que define el sentido, y esa interpretación está determinada por la subjetividad de cada uno. Por lo tanto la historia de cada película la construye el film y también el espectador.
-Qué relación encuentra entre lo que llama el 'discurso' cinematográfico y la tan mentada hipermodernidad?
--Si antes decíamos que la película también la construye el espectador, ahora podemos ver como el espectador es "construido" también por la película. En este proceso de retroalimentación discursiva es como se va estableciendo lo que llamo "Subjetividad Hipermoderna". Fíjese, sin ir más lejos, podríamos tomar como ejemplo lo que Paul Virilio entendió como una característica de nuestra era: la "Hipervelocidad". Esta categoría de hipervelocidad es una condición evidente de la hipermodernidad y nosotros la podemos rastrear en el cine contemporáneo de un modo claro, según los estudios de mercado el espectador no soporta un encuadre más de cuatro segundos en la pantalla, esto implica que las narraciones de las películas que vemos necesitan un ritmo cada vez más veloz para tener éxito de taquilla, pero a su vez podemos suponer que si todas las películas proponen este tipo de manejo del tiempo cada vez el espectador está menos entrenado en el espacio necesario para la reflexión entre lo que ve y lo que interpreta, y más dispuesto a encontrar ese vertiginoso relato de cámara móvil intenso, acelerado, sensacionalista.
--Le pregunto sobre la función del cuerpo en el cine, de la imagen del cuerpo y su relación a lo que se llama "poshumanismo", qué efectos calcula sobre el sujeto de ese mismo "poshumanismo"?
--Me he ocupado del tema del cuerpo en mi libro y particularmente escribí al respecto en la revista Lacaniana NE14, de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL). Lo que me interroga actualmente es un nuevo paradigma científico, llamado Transhumanismo, que se basa en que las posibilidades de los seres humanos aún no se han desarrollado en toda su capacidad, y entonces la biotecnología y la nanorobótica podrían colaborar para que eso suceda.
Me sorprendió saber que en 1997 se fundó la World Transhumanist Association, un movimiento político y filosófico que reúne estas nuevas teorizaciones y busca promover las condiciones para avanzar en la realización de intervenciones sobre el organismo antes impensadas; Santiago Koval enumera algunas en su libro "La condición poshumana", editado por Cinema: el bienestar emocional a partir del control de los centros del placer, el uso de píldoras de la personalidad, la nano tecnología molecular, la ampliación de la expectativa de vida, la interconexión reticular del mundo, la reanimación de pacientes en suspensión criogénica, etc. Pienso que el Transhumanismo nos pone en las puertas de una era posbiológica que hasta el momento sólo imaginábamos en las películas de Hollywood.
No sabemos cómo será el cuerpo del siglo 21, tal vez el Transhumanismo avance, y veamos nacer un mundo de "Terminators", sin dudas, si esto es así, junto con él avanzará el eugenismo más feroz.
En el medio de todos estos desarrollos científicos, y muchos otros, por sus grietas se cuela lo imposible de medir, de tabular, de catalogar, lo más singular de cada ser humano, de eso nos ocupamos los psicoanalistas, también los artistas... ya ve, otro de los encuentros posibles que existen entre el cine y el psicoanálisis.
*Psicoanalista. Editor Página de Psicología Rosario/12.
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