Jueves, 20 de marzo de 2014 | Hoy
PSICOLOGíA › COMIENZA EL CURSO ANUAL "CUERPOS EN ANáLISIS, UNA CLíNICA DE ORIENTACIóN LACANIANA"
Una aproximación a la época de capitalismo globalizado, con su precariedad del orden simbólico y por los avances de la tecnociencia, que operan sobre lo real de la vida promoviendo un ideal de "cuerpo sin falla ni envejecimiento".
Por Daniel Senderey*
Desde el origen del psicoanálisis, el cuerpo ha ocupado un lugar central en sus desarrollos. Freud en sus comienzos se confrontó con los síntomas somáticos de conversión histéricos, que no respondían a la anatomía ni la fisiología médica tradicional. El síntoma conversivo es como un "cuerpo extraño" que perturba las funciones corporales y deviene el paradigma de enfermedades que hablan, de una verdad inconsciente a descifrar.
Lacan en sus elaboraciones sobre el cuerpo tendrá momentos "históricos" según el énfasis que ponga en sus tres registros: en lo imaginario, después en lo simbólico y por último en lo real.
El cuerpo imaginario desarrollado en el estadio del espejo parte de las sensaciones múltiples que el niño tiene, que Lacan llama el cuerpo fragmentado. Sus sensaciones corporales orgánicas no tienen unidad, sus distintos miembros no le pertenecen realmente, es un conjunto caótico de sensaciones orgánicas, y la unidad del cuerpo no viene de las sensaciones orgánicas sino de la imagen encontrada en el espejo o en el otro.
En la primera enseñanza de Lacan, el cuerpo simbólico es producido por la inscripción en él del significante, muestra el poder del significante como una maquinaria de mortificación y de anulación del goce. Por efecto del significante la vida misma ha quedado desdoblada: por un lado la vida biológica queda reservada al organismo, mientras que la vida del sujeto es una vida estrictamente significante.
En la última enseñanza el cuerpo sirve de soporte al significante pero la lengua introduce goce. Una palabra puede ser fuente de emoción, de angustia o de excitación que se experimenta en el cuerpo. Las palabras no solamente tienen efectos de significado sino que también producen efectos pulsionales en un cuerpo vivo y sexuado. Lacan dirá que lo más propio del cuerpo es su connivencia con el goce, no solamente del lado del placer sino también en su más allá, aquello que confina con el dolor. Los encuentros azarosos con esas palabras toman un estatuto particular para cada ser hablante. El cuerpo no se constituye entonces de manera natural sino que es el resultado del encuentro con el lenguaje, de tal manera que el organismo resulta afectado, transformado en un cuerpo pulsional, y sintomático.
Lacan indica que el hombre, entre todas las especies, se caracteriza por tener un cuerpo. El cuerpo lacaniano no es sólo una unidad orgánica, ni la imagen a la que precede desvitalizada por el significante, es también el goce que se aloja en los agujeros de la estructura del lenguaje. Un cuerpo es algo que está hecho para gozar, gozar de sí mismo.
Nuestra época de capitalismo globalizado se caracteriza por la precariedad del orden simbólico y por los avances de la tecnociencia. La biología molecular, la ingeniería genética y las nuevas técnicas quirúrgicas operan sobre lo real de la vida, promoviendo un ideal de "cuerpo sin falla ni envejecimiento".
No se trata únicamente del culto a la imagen del cuerpo perfecto, sino la promoción de nuevas formas de goce que acontecen en el cuerpo y responden al imperativo actual que no cesa de ordenar: "Hazlo, goza!".
Constatamos cotidianamente en nuestros consultorios los "embrollos, desórdenes y acontecimientos corporales", como nuevos signos de un cuerpo en el que el deseo y su sutil vínculo con el amor se ven arrasados por el goce y sus exigencias adictivas.
Nos proponemos, quienes estaremos a cargo de su dictado -Rolando Gianzone y quien suscribe esta nota-, en el curso del año "Cuerpos en análisis. Una clínica de orientación lacaniana", desplegar e ilustrar con viñetas clínicas las manifestaciones sintomáticas de los acontecimientos corporales que se presentan en la Psicosis, Histeria, Neurosis Obsesiva, Anorexia, Bulimia, Fenómenos psicosomáticos, Toxicomanías, Tatuajes, Cirugías o experiencias cada vez más crudas y autísticas, sin dejar de considerar que el psicoanálisis de orientación lacaniana ofrece por medio de ese lazo social inédito que es la transferencia, que el sujeto aprehenda las marcas que hicieron de su goce algo singular, y que pueda ser resuelto desde las soluciones o arreglos que cada ser hablante encuentre en una cura orientada por lo real de su goce corporal.
*Miembro EOL Sección Rosario y AMP, Asociación Mundial de Psicoanálisis.
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