PSICOLOGíA › PREGUNTAS DE UN PSICOANALISTA ANTE EL DSM Y LA MEDICACIóN COMPULSIVA
Ante la clasificación y los fármacos ¿dónde ubicar lo inexplicable que habita a cada sujeto? Todo lo que se ordena consigue la solución del malestar, una solución que lleva a "la solución final" del problema de la subjetividad.
› Por Sabatino Cacho Palma*
"Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,/ ya no se endulzará junto a ti mi dolor./ Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada/ y hacia donde camines llevarás mi dolor.
Fui tuyo, fuiste mía. ¿Qué más? Juntos hicimos un recodo en la ruta donde el amor pasó./ Fui tuyo, fuiste mía. Tu serás del que te ame, del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.
Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste. Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.
...Desde tu corazón me dice adiós un niño. Y yo le digo adiós".
Pablo Neruda
¿Que hubiese pasado si nuestro querido Pablo, Pablo Neruda, hubiese sido medicado con antidepresivos? El poeta habla del dolor, del dolor de existir, ¿con qué se medica la existencia, sino para tacharla de plano? Habla de su tristeza, una tristeza que lo acompaña, ¿podría haber poesía sin ese toque sutil de lo perdido, de lo que no copula, de lo que no camina?
Como en cualquier análisis, como en cualquier Odiseo moderno, no se sabe adonde se va, Itaca es irrecuperable, la infancia ha quedado allá lejos y hace tiempo, desde aquel lugar nos hace señas, señas que piden por palabras, palabras que nos hacen volar, tal vez soñar. No deja de asombrarme que nuestro poeta confiesa que ha vivido en cada acto, ya que su letra singular y precisa da cuenta acabada de ese nudo freudiano, en el corazón de la vida anímica donde le dice adiós un niño, se entrelazan inconsciente, sexualidad y muerte.
¿Cómo aparecerá en el próximo "desemeunrótulo" (por el DSM, modelo que responde al imperialismo clasificatorio impuesto por el negocio voraz de los laboratorios), o "ubiquenméuntrastorno", ese nudo desde el cual decimos de lo insoportable?
Ante el avance desmesurado de un modelo clasificatorio explicativo, ¿dónde podremos ubicar lo insensato, lo inexplicable que nos habita? ¿qué lugar quedaría entonces para la palabra que se planta desde un quejido o de la mueca que trabaja el significante para ser reconocida a tiempo?
Para comodidad del mercado, sería mucho más sencillo pensar en algún trastorno de ansiedad, incluida la infancia (infancia como trastorno). Decir por ejemplo que desde chiquito ya estaba nervioso, para ubicar así, un trastorno de los nervios y probar con sus ansiolíticos.
El modelo impulsado por los laboratorios, lleva al médico a una práctica de la que suele cuidarse en otros tipos de padecimientos. Fíjense que notable, un médico clínico, un traumatólogo, un endocrinólogo, no siempre medican, y menos aún lo hacen como primera respuesta a cualquier tipo de consulta, para eso se sostienen en un saber que da cuentas probadas de la eficacia de un régimen higiénico dietético, incluso recuperando el sentido médico ancestral de los griegos: "cuídate a ti mismo"
La flauta de Hamlet
El poder requiere intermediarios, esto es más viejo que el dopaje de la serotonina, el rey Claudio, ha contratado un par de "chabones", ya que necesita arrancar el secreto de Hamlet.
El príncipe los desafía, les entrega una flauta y les insiste para que la hagan sonar, los muchachos no pegan ni una nota.
Hamlet que todavía no había sido medicado con "antihamléticos", responde:
Quieren interpretar la música de mi alma y no pueden arrancar de ese simple instrumento, una dulce melodía ¿piensan que soy más fácil de pulsar que una simple flauta?
400 años después, 400 golpes después, como nos enseña el cine, nuestros "psipersoneros" (mediadores del mercado) no retroceden ante la falta de música, se agarran de la flauta y responden para cualquier x, es decir para cualquier incógnita, pregunta o incertidumbre, con un fármaco (muchas veces al voleo y con la banal estadística, siempre casera, de que tal fármaco anda bien o pega más).
Lo importante es que antes de cualquier tipo de complicación, es decir de tener que alojar algo de lo humano, el intermediario tendrá una respuesta inmediata y precoz.
Prescribe la droga y todo andará mejor, ya que en la próxima consulta, la droga responderá por el sujeto, y a partir de allí el modelo pedirá por ajuste, ya que se tratará de bajar, subir, reemplazar o modificar la prescripción (nunca más prescriptiva que en estos casos) y así sucesivamente, logrando instalar lo que Michel Balint supo llamar la dilución de la responsabilidad.
Justamente todo lo que se clasifica, se ordena, y se instituye, consigue la solución del malestar, apelando a un mecanismo resolutivo que a costa de una práctica disolutiva e intimidante, puede llevar a "la solución final" del problema de la subjetividad y de la diferencia.
*Presidente Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud Rosario.
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