El intendente Miguel Lifschitz asumirá hoy su segundo mandato al frente del Palacio de los Leones. Viene de cuatro años exitosos, de una elección histórica el 2 de setiembre, del Congreso de la Lengua Española que puso a Rosario en el mapa mundial, y de sortear con relativamente pocas dificultades tres meteoros que sacaudieron a la ciudad con piedra, vientos e inundaciones. También de lanzar dos empresas estatales del transporte urbano de pasajeros que lograron sostener el servicio y hasta darle un toque de eficiencia.

Pero el cuatrienio que se inicia será diferente y el propio intendente lo sabe. "Cuando a uno le ha ido más o menos bien durante un mandato, es difícil repetir, aunque sea equiparar lo que se ha hecho", había dicho en una oportunidad, cuando todavía no se decidía a disputar nuevamente el principal cargo de la ciudad.

En el balance de los últimos días, Lifschitz menciona como prioridades de este segundo mandato a la vivienda, los espacios pùblicos y la salud. Es decir que habrá, a no dudarlo, continuidad en las políticas públicas. Algo que parece lógico si se tiene en cuenta que con esta misma fórmula le alcanzó a Lifschitz para cosechar una enorme cantidad de votos en la ciudad, pero principalmente, la gestión de Rosario le ha permitido a Hermes Binner convertirse en el primer gobernador socialista de la historia.

Pero en esta estrecha sintonía provincia-municipio, se han encendido en los últimos días algunas luces rojas que tienen que ver con la promoción social principalmente. Esta semana más de un centenar de organizaciones sociales le han enviado una carta al intendente pidiendo que Susana Bartolomé siga al frente del Distrito Oeste, al igual que el coordinador de cultura de ese populoso y necesitado minimunicipio.

Por otra parte, un grupo de profesionales de la Educación, la fonoaudiología, el trabajo social y otras disciplinas; salieron a protestar ante lo que interpretaron como la cancelación de un programa social exitoso -con un desarrollo de casi tres años-, que beneficia a más de 1300 chicos de unos seis barrios carenciados de la ciudad, sobre todo en el aspecto del retorno a la escuela, un proyecto de lucha contra la deserción escolar. Al parecer, este es un proyecto que tomaría directamente desde la provincia la futura ministra de Educación Elida Rasino, pero que implica desconocer la tarea que ha coordinado todo este tiempo el ex concejal Oscar Schoeder.

Un llamado de atención para lo que se viene en materia de "optimización" de los recursos en distintas áreas entre provincia y municipio. Una cosa son los recursos que puedan ahorrarse y otra muy distinta la salida de escena de los actores sociales que desde el Estado ha referenciado estas prácticas, en silencio y sin demasiado apoyo.

Lo mismo pasa con Susana Bartolomé en el distrito Oeste. Esta funcionaria fue mucho más que una mera delegada del poder central en esa zona. La ex concejala llenó de contenido a su gestión, llevó adelante un proceso de inclusión social y de participación comunitaria respetando e incorporando a las organizaciones de esos barrios, que es para destacar. Pero, se sabe, lamentablemente en política no siempre las buenas acciones tienen premio. Por el contrario, a veces despiertan sospechas y celos entre pares.

Con estos ejemplos se quiere mostrar que si bien como el propio Lifschitz lo dijo ("no hay dos ciudades, hay una sola y ganamos en todas las seccionales"); habrá que estar atentos tambièn a la demanda social y a las organizaciones y personas que trabajan día a día para contenerla mucho más allá de las herramientas que les da el Estado.

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