Lunes, 17 de diciembre de 2007 | Hoy
OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
Rosario tiene aun tres o cuatro problemas estructurales que debera solucionar en poco tiempo para poder acercar soluciones reales. Cloacas, viviendas y transporte; son algunos de los requerimientos que necesitaran de los millones que puedan llegar desde la provincia y la Nacion. La recuperacion de los trenes y la necesidad del saneamiento.
Por Leo Ricciardino
Es indudable que Rosario necesita avanzar hacia un principio de solución de sus problemas estructurales que no son pocos. Uno de ellos, quizás entre los principales, ha sido puesto como eje en la función del flamante titular de Aguas Santafesinas, Alberto Daniele quien fijó como prioridad las obras de cloacas para la ciudad. Son cientos de miles los rosarinos que aun no tienen este servicio vital para el saneamiento y, por ende, para mejorar la calidad de vida.
El otro tema estructural prioritario es el de la vivienda. Tanto el intendente Miguel Lifschitz como su secretario de Promoción Social Fernando Asegurado, han coincidido en que "hoy la mayor parte de los reclamos sociales tienen que ver con mejorar el hábitat". Superada la crisis profunda del 2001, cuando el principal reclamo era por comida, ahora la necesidad imperiosa de la gente pasa por mejorar el modo en el que vive. Aquel que tiene una casilla de chapa quiere pasar a una de material, y el que ya vive en una de material quiere mas servicios para el barrio. Y en ese sentido, el intendente ya anuncio que se pondrá en marcha la segunda etapa del Plan Rosario Hábitat que en un primer período logró reordenar y urbanizar el sector de Villa Corrientes o Villa La Lata, que hoy puede ser indentificado como un barrio.
Claro que todos estos planes del municipio requieren de financiamiento provincial, nacional e internacional. Solo entre los dos mencionados la cifra necesaria para encaminarlos y llevarlos a buen puerto pude trepara los 1500 millones de pesos, casi el doble de todo el presupuesto municipal anual.
El financiamiento aparece, pero en proporciones más pequeñas de las necesarias para producir las transformaciones en un tiempo más o menos cercano. Si hay 20 millones el año próximo para las cloacas de Rosario, llevará 10 años terminarlas. Si aparecen 50 millones para paliar el déficit habitacional, hará falta otra década para poder ver los resultados. De esta manera y teniendo en cuenta el crecimiento de la ciudad, siempre las soluciones terminan persiguiendo a los problemas.
Otro problema estructural de la ciudad es el transporte. Y en ese sentido, el Concejo acaba de avanzar en un tema que saca, por fin, al parlamento local de la agobiante y remanida agenda cotidiana que transita por la discusión de las tarifas, el problema de la frecuencia de los colectivos, los taxis que no aparecen y el "mangueo" permanente de los propietarios de licencias.
En la sesión de la semana pasada el cuerpo aprobó el estudio factibilidad técnica que analizará si es posible reestablecer los trenes urbanos y de cercanías en la ciudad de Rosario. Esos que el mundo moderno nunca abandono y que fueron desechados de plano en este país.
El proyecto es del concejal Carlos Comi (ARI) y pretende recuperar tanto el Ferrobus Circunvalar que rodee a toda la ciudad llegando a Pérez y Villa Gobernador Gálvez, y el otro ramal interurbano hacia Las Rosas y Firmat. Estos servicios podrían acrecentar la integración metropolitana en la que Rosario tan poco ha avanzado en los últimos años. Presentando decenas de planes estratégicos pero demorando siempre las decisiones políticas al respecto. Si no, ahí esta el ejemplo de la disposición final de residuos, donde todo es provisorio y no se decide hasta que los rellenos se tapan hasta el tope.
El tránsito de la ciudad es parte de otra crisis estructural que necesitara de decisiones más firmes y quizás alguna obra en ingeniería de tránsito, para despejar las zonas céntricas y alcanzar la optimización de la circulación.
Lifschitz sabe que no todos los años serán como los últimos dos que pasó en la gestión publica. Ahora Rosario ya tiene otra cara, una más bonita, pero necesita de un fuerte impulso de inversión pública que la dote de solidas y perdurables obras para que en momentos de no tanta bonanza, no vuelva a sucumbir a los vaivenes a la que es sometida la inversión privada. Esa que puede levantar edificios y complejos comerciales, pero que nunca hará cloacas o brindará soluciones habitacionales para los sectores mas postergados.
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