El gobernador Hermes Binner está entusiasmado con la reunión de hoy con el vicepresidente Julio Cobos, pero en rigor la convocatoria lanzada el sábado a la tardecita por la presidenta a las cuatro entidades del campo dejará a este cónclave de mandatarios no kirchneristas con el radical K, en un escalón más abajo. Los dirigentes de la mesa de enlace se reunirán por primera vez con Cristina después de que ésta los demonizara en la Plaza de Mayo y cuando ellos la expusieron con sus reclamos a un desgaste político que se pareció mucho a un ataque no ya personal, sino institucional por la investidura del personaje agredido en forma constante.

De todas maneras, ahora lo importante será saber qué espera Santa Fe, tanto de las reuniones que mantenga Binner y las decenas de intendentes que también concurrirán a la capital Federal, como de sus legisladores (que son 22 en total) a la hora del debate parlamentario.

Ayer, en este mismo diario, el ministro de Hacienda de Santa Fe Angel Sciara reconocía que las retenciones se han transformado en una herramienta económica "sacralizada" básicamente porque para cualquier especialista sería realmente muy difícil "hallar un tributo que genere semejante masa de recursos tan fáciles de recaudar". Para Sciara, con todo, las retenciones no tienen un carácter redistributivo por sí mismas, sino que "el Estado, al reorientar el gasto para hospitales, viviendas y caminos rurales, obviamente favorece a los sectores más desprotegidos", influyendo en la redistribución.

Hay también una idea afianzada en las provincias y Santa Fe no es la excepción: Pretender un carácter coparticipable aplicado a las retenciones. Y este tema va a aparecer en el debate parlamentario, por lo menos, en la porción de recursos que se den por encima del 35 por ciento, que son los fondos asignados para hospitales, viviendas y caminos rurales. La reorientación del gasto social antes citada. Pero en rigor, las provincias deberían aferrarse a otros segmentos coparticipables que no sean tan fluctantes porque -este es el otro tema- las retenciones en algún contexto internacional determinado, es posible que lleguen a extinguirse aunque hoy suene a locura.

Pero por el momento Santa Fe terminará el 2008 girando a la Nación unos 10 mil millones de pesos en materia de retenciones, casi lo mismo que la provincia tiene como presupuesto total anual para funcionar. Lo que también debería pelear Santa Fe es por llegar a una estructura de percepción de recursos que sea 50 y 50, entre la coparticipación y los recursos propios. Relación que hoy está en 60 por ciento de parte de la Nación y sólo 40 por ciento de parte de la provincia.

Si bien orientar el gasto social no es directamente redistribuir, hay que entender el impacto de estas decisiones. Y los socialistas santafesinos saben bien de qué se habla en esta materia. Cuando Héctor Cavallero llegó a la intendencia de Rosario por primera vez, entendió que debía reorientar el gasto social y por eso es que desde allí hasta ahora, la inversión en Salud Pública se lleva un porcentaje tan alto del presupuesto local. La Municipalidad de Rosario no tiene el poder de redistribuir riquezas pero sí de reorientar sus recursos para que la gente más pobre viva mejor, y así lo hizo. De paso, cuando se tomó esa decisión política ¿nadie recuerda a un exitoso fabricante de chorizos protestar por el excesivo gasto del municipio en esas cuestiones? Casi las mismas quejas que de vez en cuando aún se siguen disparando desde una fundación que se dedica a invitar a ex presidentes nostálgicos de modelos mucho más concentrados. Eso es reorientar, y miren la resistencia que se armó. Imagínense cuando se hable de redistribuir en serio.

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