El rechazo del Senado a la media sanción que procedía de la Cámara de Diputados fue una de las sorpresas políticas más grandes de los últimos tiempos. Ni oficialistas ni opositores creyeron que eso podía suceder hasta el momento mismo en que Julio Cobos emitió su voto "no positivo". La conducta del vicepresidente -que pasó el fin de semana dando notas y recibiendo felicitaciones- no registra antecedentes en el mundo: No hay un vice que a los seis meses de haber sido electo vote en contra de su propio gobierno. Para muchos un voto "con el corazón", para otros "traición", y para quien esto firma, una instantánea del alcance de la "concertación plural", un ensayo electoral que le hizo creer al propio Cobos que tiene "los mismos votos que Cristina de Kirchner", tal como lo dijo en cada una de las entrevistas que concedió desde que se transformó en "héroe accidental". Pero más allá de éstas y otras consideraciones que se harán en torno al rumbo que seguirá el gobierno, la suerte que correrá el vice, lo que hará o debería hacer Néstor Kirchner; en este espacio lo que corresponde analizar es el alcance que tendrán las votaciones en el parlamento y la resolución del conflicto.

Como se sabe, en Diputados todos los oficialistas votaron el proyecto del Poder Ejecutivo, y todos los opositores lo hicieron en contra. En el Senado, en cambio los tres representantes de la provincia rechazaron la media sanción procedente de la Cámara baja, en un hecho que sólo se reprodujo con los senadores por Salta que también votaron todos en contra. En el caso de Rubén Giustiniani nadie puede sorprenderse, pero los votos de Roxana Latorre y Carlos Reutemann -no obstante conocerse hace meses su posición- tiene otro siginificado a la hora de evaluar este rechazo. Reutemann se reconoció como "mediano productor" y hasta se disfrazó con el "pret a porte" chacarero (borcegos, jean, camisa de jean y chaleco de polar) para darle más relieve a su ponencia. Presentó un proyecto alternativo y arrastró el voto de su discípula Roxana Latorre que tuvo el tino de no hacer uso de la palabra. Reutemann votó contra el gobierno, es decir con los K, y junto a Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá, Ilda de Duhalde, Luis Barrionuevo, entre otros "muertos vivos" que parecen haber regresado. Del otro lado -siempre hablando de la interna peronista- tampoco se privaron de algunos próceres como Ramoncito Saadi para citar al "voto 36" que marcó el empate para que luego Cobos se luciera. Lo que cabe preguntarse es cómo va a repercutir en Santa Fe -siempre dentro del PJ- esta reaparición del reutemenemismo que hasta hace unos meses parecía en extinción, y en pleno conflicto pactó con el Kirchnerismo para evitar una interna que a nivel departamental se llevó adelante y consagró por amplia mayoría en Rosario al candidato del kirchnerismo Luis Rubeo. El "acuerdo" que bajó a Agustín Rossi de la Presidencia del PJ para dejarla en manos del príncipe reutemenemista Ricardo Spinozzi, fue antes de que los diputados encabezados por el "Chivo" consiguieran el objetivo de ratificar la resolución 125 y de que el Senado le hiciera morder el polvo al gobierno. ¿Seguirá en pie el acuerdo? Desde ya que la interna no se hizo y que Spinozzi va a asumir la presidencia, pero lo que habrá que ver es quién define la estrategia de aquí en más, si desde la Casa Rosada van a "balconear" la reaparición del Lole o si lo que se viene es la persecución de los "infieles". Más allá de la derrota política del gobierno, Rossi ha quedado bien parado dentro de la estructura K y se hace difícil pensar que cederá terreno a manos de quienes no sólo no comparten el proyecto político que él representa en el parlamento, sino de quienes provocaron el más duro revés al matrimonio presidencial desde que asomaron a la política. Cabe preguntarse qué harán los Intendentes -que en su mayoría rechazaron las retenciones móviles- de cara las internas abiertas que se harán en pocos meses más y que abren el interrogante si se "pegarán" a la estructura o seguirán distanciados de la Presidenta. Si fueran hoy, nadie se querría sacar una foto con Cristina, pero dentro de unos meses habrá que ver qué sucede, sobre todo después de lo que vimos en el Senado, donde más allá de la representación de los intereses de las provincias, operaron algunos personajes de la política que parecían haber pasado a retiro. El más notorio es Eduardo Duhalde, quien siguió las alternativas de la votación en la Cámara alta en compañía de José Manuel De la Sota y de otros dirigentes del PJ. Antes de que se modificara el escenario, Carlos Reutemann había intentado un acercamiento con el ex-presidente provisional pero la exigencia de "reserva" desalentó el encuentro. Ahora es probable que no haya tal cuidado y que el reagrupamiento del peronismo "no K" se haga con otras perspectivas. En Santa Fe, más allá de que hasta el 10 de marzo todos eran kirchneristas, ahora habrá algunos arrepentidos de no haber jugado con los intendentes, otros de haberlo hecho junto al gobierno, y también aquellos que ven un poco más allá y que presumen que "esto no va a quedar así". En esa última categoría aparecen los hombres que tienen las mayores chances para ser los candidatos el año que viene. ¿Podrán ser Rossi y Reutemann candidatos en una misma boleta? En principio habría que decir que no. Pero algo parecido sucedió con la interna que no fue, y como se sabe, y se vio el jueves en el Senado, en el peronismo todo es posible. El gobierno con mayores logros económicos desde la recuperación de la democracia, con indicadores muy favorables y un contexto inmejorable a nivel internacional, "compró" un conflicto del que no sólo no supo salir sino que provocó "el regreso de los muertos vivos". Una situación que además tendrá derivaciones sobre la oposición, sobre todo en Santa Fe donde Hermes Binner quedó bien parado después de tantos zamarreos, y tendrá que gobernar sin la empatía que inicialmente se observaba con el gobierno nacional. Pero para hablar de eso ya habrá tiempo, más de tres años.