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Lunes, 11 de agosto de 2008

OPINIóN

Una Constitución que no es ninguna vergüenza

 Por Roberto Sukerman*

El pasado sábado 2 de agosto, Rosario/12 publicó unas declaraciones del Gobernador de la provincia donde expresaba que "es una vergüenza para los santafesinos tener esta Constitución (provincial), está desactualizada". La utilización del término vergüenza para adjetivar la Carta Magna provincial es desconcertante. Más allá de las múltiples acepciones que nos brinda el Diccionario de la Real Academia Española, al cual nos remitimos para mayor abundamiento, está claro que es una terminología de extraordinaria historia en la psicología. El gobernador seguramente no quiso decir lo que dijo pero no seremos nosotros quienes analizaremos su psiquis. Por si no se equivocó, le decimos que no nos da vergüenza nuestra Constitución. Lo digo en primera persona del plural porque tengo la esperanza que haya alguien que comparta lo que escribo. En verdad, sentimos la denominada vergüenza ajena por actos u omisiones de autoridades públicas de cualquier nivel de gobierno que no hacen lo que prometieron y que no hacen feliz a su pueblo.

El gobernador también dijo que nuestra Constitución es absolutamente anacrónica y que es la más vieja de todas. No coincidimos con la calificación y no es cierto que sea la más vieja. La Constitución provincial más vieja (lo cual además no es ningún desmérito) es la de Mendoza de 1916, que sólo tuvo alguna enmienda, sistema del que Santa Fe carece. ¿Alguien puede decir que Mendoza, que no tiene reelección del gobernador y posee legislatura bicameral es una provincia atrasada y con deficiencias institucionales? Es absurdo y simplista criticar algo diciendo que es viejo.

Además, el gobernador expresó que hoy la mayoría de las provincias tienen unicameralidad y que ninguna corriente constitucionalista defiende la bicameralidad. Como no nos creemos tan importantes como para pretender ser una corriente, podemos citarle algunas. Una cercano es el doctor Diego Giuliano (ex secretario parlamentario de la Cámara de Diputados provincial, hoy en el mismo cargo en el Senado y reconocido docente universitario) quien alguna vez escribió un trabajo titulado "Unicameralismo: oferta de temporada". Con excepción de Córdoba que adoptó la unicameralidad en setiembre del 2001 al calor del "que se vayan todos", ninguna provincia de las de mayor peso tiene una sola cámara. Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza son bicamerales. También el gobernador ha dicho que debemos reformar la Constitución como lo está haciendo Entre Ríos. Esta provincia tiene bicameralidad y no la ha modificado.

Lo que está claro es que el gobernador quiere imponer la reforma constitucional en lugar de lograr el consenso necesario para que se de naturalmente. A nosotros nos da vergüenza propia, no ajena, que la gran mayoría de los santafesinos no conozcan nuestra Constitución y la gran mayoría de las leyes. Porque quién no conoce sus derechos los perderá y sus obligaciones incumplirá.

No existe ninguna cláusula constitucional que obstaculice al gobierno provincial mejorar la educación, la salud, la justicia y la seguridad; la producción, la igualdad de oportunidades y la inclusión social; la construcción de viviendas, cloacas, escuelas y hospitales; el progreso y la igualdad. De su preámbulo y sus 116 artículos no hay uno solo que le impida avanzar en formas de democracia participativa y organismos de control y hasta en formas de regionalización, descentralización o autonomía municipal.

No son las cláusulas constitucionales "viejas y anacrónicas" las que le prohíben: tener una política sólida de derechos humanos, de discurso no contradictorio sobre el uso de las tobilleras tan polémicas, aumentar los impuestos, elevar la coparticipación provincial a municipios y comunas, entre otros temas que aparecen en la agenda.

Los que consideramos que no vivimos en una provincia cinco estrellas, como indica su nuevo logo, seguiremos enseñando derecho a la comunidad y ayudando a efectivizar los derechos fundamentales plasmados en nuestra Constitución sin vergüenza de 1962. Para no exagerar, nos conformamos con el cumplimiento progresivo del primer párrafo del artículo 21: "El Estado crea las condiciones necesarias para procurar a sus habitantes un nivel de vida que asegure su bienestar y el de sus familias, especialmente por la alimentación, el vestido, la vivienda, los cuidados médicos y los servicios sociales necesarios".

*Profesor de Derecho Constitucional UNR y Presidente de la FunDESC. [email protected]

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