OPINIóN
› Por Arturo Araujo*
Consideramos oportuno ratificar ante la comunidad nuestra inquebrantable lucha contra cualquier supuesto de corrupción que pudiere presentarse en el seno de la sociedad, máxime si se trata de situaciones en las cuales puedan encontrarse comprometida las fuerzas de seguridad.
Es por ello que, ante la denuncia formulada por el ex oficial de la policía Juan José Raffo, se impone tomar conciencia activa respecto a un problema inmemorial cual es el de la existencia de "cajas negras" en el seno de las fuerzas policiales.
No basta con aceptar, cual adagio popular, que los circuitos de la ilegalidad siempre han existido de modo paralelo a los de la legalidad, pues de lo que se trata es de procurar que el "debe ser" de la corrección moral y jurídica se imponga a las conductas inmorales y antijurídicas, porque de lo contrario se reduciría el campo de lo humano a una mera física de acciones inevitables.
Mas no todo está perdido cuando, desde las entrañas mismas de la organización policial, un miembro de ésta, perteneciente a la oficialidad de la misma, denuncia y aporta pruebas relativas a prácticas recaudatorias ilegales que comprometen desde el mero agente de policía hasta quienes conducen la fuerza, pasando por todos los estratos intermedios, configurando un entramado de corrupción que tiñe de sospecha a una egregia institución que debiera estar fuera de todo recelo.
Provisoriamente al menos, deben colocarse entre paréntesis los antecedentes personales del denunciante y prestar atención a las pruebas que aporta e investigar los hechos denunciados.
En aras de contribuir a la erradicación de comportamiento ética y jurídicamente reprochables, este Colegio exige que el combate contra esta nefanda corruptela debe librarse en dos frentes, uno de carácter objetivo y que ha comenzado a implementarse, cual es la aplicación del nuevo procedimiento en materia penal. El otro ángulo de ataque, también de índole estructural pero asignable a sujetos concretos, es el de la voluntad política del ejecutivo provincial de quienes dependen las fuerzas policiales pues, como bien lo decían los romanos: "¿Quis custodies custodiet?" ("¿Quién vigila al vigilante?").
Por lo expuesto, hacemos llegar al Juez interviniente en la causa nuestro más férreo apoyo y más decidida colaboración en todo aquello en cuanto a su alcance esté, a fin de dilucidar el lúgubre entramado de la corrupción instalada en la institución que más presta ha de estar a proteger a la ciudadanía y servir al servicio de justicia.
* Presidente del Colegio de Abogados de Rosario
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