Lunes, 6 de julio de 2009 | Hoy
OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
La prórroga de las elecciones provinciales para seleccionar candidatos municipales y comunales, obligó al gobierno socialista a negociar con el PJ a pocos días de la derrota electoral del 28. Por qué se impuso una veda electoral tan extendida, quiénes la pidieron, a quiénes beneficia y a quiénes perjudica. La influenza sobre la política.
Por Leo Ricciardino
La postergación de las elecciones primarias abiertas y obligatorias por la pandemia de gripe A, tuvo su lectura política entre los distintos interesados. Claro que lo único en lo que todos coincidían era en el mal humor social detectado entre los votantes que el mismo domingo de la elección nacional del 28 de junio se enteraron de los dos primeros muertos confirmados en la ciudad por el virus que tanto miedo mete. A partir de allí el escenario fue distinto y los dirigentes políticos y candidatos locales no querían quedar expuestos a una crítica despiadada de parte de la sociedad que se expresara en una bajísima asistencia o, peor aún, en el rechazo mayoritario a uno u otro candidato.
En ese marco es en el que se decide la postergación para el 2 de agosto y el 27 de setiembre próximos. Reutemann se expuso demasiado -quizás mareado por el triunfo de la semana pasada y disparó que Binner impulsaba la postergación más por "miedo al arrastre" de los resultados electorales que "por la gripe A". Además no era cierto: Ni Binner ni Lifschitz eran partidarios de la prórroga pero cedieron ante la recomendación de los especialistas y la bronca de los votantes que empezaba a ser manifiesta en distintos medios de comunicación.
Apenas unos días después de la sonora derrota electoral a manos de Reutemann, al socialismo gobernante en la provincia no le hacía ninguna gracia sentarse a negociar con el peronismo una prórroga electoral. Pero así se hizo y el PJ en su gran mayoría impuso condiciones. Entre ellas la veda electoral que se extenderá hasta el día fijado para el comicio inclusive.
¿Por qué al peronismo le interesaba imponer esta veda? Una cuestión de recursos. Los candidatos rosarinos ya habían hecho un gasto considerable en una campaña en la que encima tuvieron que competir en parte con la poderosa maquinaria electoral desplegada por los principales postulantes para los comicios nacionales. El esfuerzo fue mucho y la mayor parte de los candidatos no podrían soportar un mes extra de campaña política en la que la estructura del Ejecutivo municipal de Rosario lograría sacar ventaja para la lista que encabeza Clara García. Héctor Cavallero, Jorge Boasso y Osvaldo Miatello fueron, en ese entendimiento, los que más impulsaron la veda publicitaria para maniatar al aparato propagandístico del intendente Lifschitz.
Pero quienes no quedaron satisfechos fueron los otros candidatos -muchos de ellos también del peronismo y aún de la coalición con el socialismo pero que van por afuera de la lista oficial porque a duras penas si habían logrado imponer su nombre, que la sociedad comenzara a reconocerlos. "Claro, los más conocidos son los que ganan con esta veda porque la gente sabe quiénes son y con lo que transcurrió de campaña la ciudadanía ya sabe que son candidatos", dijo a este periodista un postulante local prácticamente desolado. Otro hasta deslizó la idea de "pautar en medios nacionales que llegan a Rosario, eso no me lo pueden prohibir". Y hubo hasta quienes resignados aseguraron que "no queda otra que volver en este mes al viejo sistema de puerta por puerta, reuniones en clubes y vecinales. Hay que volver a sacar la infantería a la calle", propuso aludiendo a otras épocas de militancia donde los postulantes ponían más el cuerpo y estaban más cerca de la gente. Hoy hay algunos que si los sacan de la TV, la radio o los diarios, creen que ya no tienen otra cosa para hacer.
Con todo, la postergación de los comicios era la única salida posible frente a un electorado que ya se quejaba de tener que ir a votar dos veces en una semana, que percibió rápidamente que el comicio que se avecinaba era de una envergadura menor y, encima en un ambiente de pánico social que había empezado a generar todo tipo de reacciones contra la dirigencia y los distintos niveles del gobierno.
Las pequeñas miradas de los candidatos tienen que ver, precisamente, con sus pequeños espacios en disputa. Pero si lo piensan más seriamente saben a ciencia cierta que, sin postergación, todos hubieran perdido.
Ahora habrá que esperar y crecerá lógicamente la tensión y la ansiedad entre los distintos postulantes. Pero los votantes se mantendrán ocupados en la pandemia que desde hace días monopoliza el interés de la ciudadanía y que, como en otras situaciones extremas, también ha mostrado miserias y mezquindades que nos dicen cómo somos. La mayoría y no sólo los que tienen aspiraciones políticas.
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