Lunes, 3 de agosto de 2009 | Hoy
OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
Las primarias abiertas de ayer parecían no importarle a nadie, pero terminaron por preocupar a muchos de los referentes y candidatos que esperaban otra suerte en las urnas. El oficialismo es el más sorprendido, el peronismo se puso eufórico junto al radicalismo.
Por Leo Ricciardino
[HTML]Lo primero que no debe hacerse en el análisis de una elección interna, es apresurarse a proyectar ganadores y perdedores para la general siguiente -en este caso la del 27 de setiembre . Está muy fresca en la memoria todavía aquella noche de 2007 en la que Rafael Bielsa y Agustín Rossi le ganaban la gobernación a Hermes Binner. Se imponían en la sumatoria de la interna, pero muy distinto sería el resultado de la general que terminó por consagrar al socialista. Sin embargo, el pronunciamiento del electorado de Rosario ayer, deja más de un elemento sobresaliente para tener en cuenta.
El primero de ellos es, sin duda, la fenomenal recuperación electoral de Héctor Cavallero después de haber pagado con creces su aventura política de alianza con sectores peronistas ligados a los ´90; en su intento por llegar a la gobernación en 1995. Un salto que terminó partiendo al PSP y alejando a uno de los más sobresalientes dirigentes políticos rosarinos de los decisivos sectores medios de esta ciudad. Si bien habrá que analizar la conformación del voto a Cavallero por seccionales, está claro que no obtuvo un rechazo sobresaliente en el centro. No por lo menos si uno analiza que al final de la noche se imponía como el candidato más votado dentro del Partido Justicialista.
El ex intendente demostró con argumentos de sobra por qué el peronismo lo sigue necesitando como el agua. Por más que mascullen en su contra por lo bajo, no hay uno solo de los muchachos peronistas rosarinos que puedan llegar a la mitad de la cosecha del Tigre. Es así desde hace muchos años, y por eso los acuerdos se reeditan. Y quien mejor sabe esto es el propio Agustín Rossi que no sólo lo sumó a Cavallero para su sector en esta oportunidad, sino que además lo hizo con todos los honores que entendió merecía un respetado veterano de la política.
Dentro de la interna peronista pocos creían que finalmente el nobel candidato Diego Giuliano terminaría por arrebatarle el segundo lugar al concejal Osvaldo Miatello que quedó -peligrosamente- tercero. Y el peligro reside en que podría llegar a tener que ceder su lugar por el cupo femenino en la futura conformación de la lista de concejales del PJ.
Por el lado del oficialismo, algo que ya se sabía: Los votos a Clara García eran los votos a la gestión del intendente Lifschitz, en gran medida. Es decir, la secretaria de la Producción no tiene sufragios propios (no los ha traccionado). Y hay también una porción de sufragios se perdieron en el entendimiento de que el desgaste que sufre la gestión del oficialismo es sumamente real. Lo cual, de haber sido percibido por el propio intendente, hubiera hecho replantear el encabezamiento de la lista. Está claro también que después de esta interna y así se imponga en la general de setiembre, Clara García está mucho más lejos de sus aspiraciones a una candidatura a intendente en 2011.
Y el otro elemento vital para el Frente Cívico es la sangría provocada por el radicalismo. Concretamente por Jorge Boasso que hizo ayer una gran elección interpretando por un lado la profunda necesidad de muchos radicales de volver a ver grande a su partido, y por otro lado, el desgaste de una sociedad con el socialismo que se ha ido empobreciendo con los años. Un enorme llamado de atención que se proyecta también sobre la provincia: Con el radicalismo afuera, el electorado se divide por tres. Y en esa división no será precisamente el socialismo el que saque la tajada de ventaja; será el peronismo que ya ha pensado muy bien en esa posibilidad y que ?a no dudarlo la alimentara todo lo que pueda.
Es cierto lo que dijo ayer el presidente del Tribunal Electoral de la provincia, el titular de la Corte Suprema Roberto Falistoco, en el sentido de que a esta elección no se la puede comparar con la del 28 de junio pasado y tampoco con la de 2007 a gobernador. Sino que hay que retrotraerse a las internas de 2005 a concejales. Pero también ha quedado demostrado que este sistema electoral debe sufrir algunas modificaciones. Sirvió muy bien a reemplazar la nefasta ley de Lemas, pero debe ajustarse en algunos puntos porque no es una buena noticia institucional que haya habido ayer 72 listas en los cuarto oscuro de Rosario. Eso marca claramente que los partidos políticos siguen estando al margen de las decisiones centrales en materia electoral, lo cual resulta ridículo.
Por otra parte, la participación no fue mala como se creía que podía ser en función de las postergaciones, la prolongada veda electoral y el desánimo de la gente que había consumido toda su "energía política" en la áspera campaña de los candidatos nacionales para el 28 de junio pasado.
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