OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
La idea del intendente Lifschitz de que el cuerpo le ceda las facultades para aumentar tarifas de servicios a manera de "cláusula gatillo", no hizo más que recalentar el clima previo a la asunción de los nuevos concejales y la elección de autoridades del cuerpo el próximo 10 de diciembre. En el medio, se viene la discusión por el presupuesto que está atada al complejo debate provincial.
› Por Leo Ricciardino
El intendente Miguel Lifschitz dio un paso en falso esta semana cuando propuso una cláusula gatillo que le permita a él como titular del Ejecutivo municipal disponer subas en servicios como el transporte urbano de pasajeros, los remises o taxis, cuando se registren variaciones en los costos de prestación. Desde el Concejo actual y desde el que está por asumir el 10 de diciembre, pusieron el grito en el cielo por la idea. Si bien en muchas oportunidades el Concejo cedió sus facultades a éste y a otros intendentes para que disponga de una suba del boleto; una cosa es actuar con poca valentía en una coyuntura determinada y otra muy distinta es dejar instaurada por escrito en una ordenanza semejante actitud. En realidad, el Concejo jamás debiera ceder sus facultades para fijar tarifas o el costo de la Tasa Municipal, porque es como ceder su esencia: Si no se quiere pagar el costo político de ofender a vecinos y usuarios, hay que buscarse otra actividad. No siempre se puede jugar para la tribuna.
En cambio, los intendentes arriesgan mucho más y por eso están dispuestos a poner la cara frente las quejas y hasta poner en riesgo futuros votos. No es que sean más valientes, sencillamente saben que peor que sufrir algunos insultos temporales por los incrementos sería padecer agravios permanentes por la falta de funcionamiento de algún servicio o prestación vital de la administración local.
Pero claro, la pretensión de ponerlo por escrito fue demasiado. Y el intendente tensó una cuerda que ya venía tirante en sus extremos de cara a la renovación de autoridades del cuerpo el próximo 10 de diciembre. Entre los que se enojaron con la idea del oficialismo está el concejal electo de Proyecto Sur Alberto Cortés (ver página 3), a quien muchos contaban como un posible aliado del socialismo llegado el momento de la votación del nuevo presidente del Concejo Municipal que, para los oficialistas, debería seguir siendo Miguel Zamarini. Pero Cortés dejó en claro que no estaba de acuerdo con ceder de manera casi definitiva las facultades del Concejo al intendente municipal.
Además, el clima se enrareció poco antes del tratamiento del Presupuesto 2010 que desde Hacienda ya calcularon en casi 1.500 millones de pesos. El secretario Gustavo Asegurado está convencido de que el proyecto presentado mantiene un equilibrio aceptable entre gastos y recaudación y que el déficit municipal sigue siendo "manejable y razonable" producto de "una importante austeridad que hemos realizado a lo largo de todo el 2009". Al parecer, el año termina un poco mejor que el negro panorama que se había previsto, aunque sin habilitar festejos y sueltas de palomas. El que viene tampoco será fácil.
Hay un elemento fundamental en el Presupuesto que presentó Lifschitz para el año próximo y es que no contiene un aumento en la Tasa General de Inmuebles como en algún momento se había barajado. Esto va a facilitar sin duda la posibilidad de consensuar con los concejales de la oposición y también la defensa que hagan los ediles oficialistas del proyecto. Pero la decisión está supeditada a la suerte que corra el Presupuesto 2010 en la provincia, ya que éste sí va atado a una reforma tributaria con la que el gobierno espera recaudar unos 800 millones extra y girar casi 300 más a los municipios. Pero el justicialismo ya ha sentado posición a nivel provincial y no quiere votar el paquete en bloque: Quiere desmenuzarlo en varias partes. Por un lado, aceptar la sexta cuota de la Patente Automotor para beneficio directo de los municipios y por el otro, rechazar la extensión de Ingresos Brutos a actividades industriales que es el punto más delicado del proyecto que impulsa Hermes Binner.
El 2009 fue un año difícil, atravesado por un complejo y accidentado cronograma electoral. Pero nada indica que el 2010 no se vaya a complicar fruto de las perspectivas que ofrecerá el 2011, año de comicios para los cargos ejecutivos y nada menos que la presidencia de la Nación. Por eso el celo que ya se percibe en los cuerpos colegiados, y el Concejo de Rosario parece no ser la excepción.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux