Hermes Binner consumió la mitad de su mandato. La "curva de aprendizaje" que razonablemente explica los yerros del primer año, debió ir cediendo en el segundo, y ya no podrá ser esgrimida como atenuante durante el resto del mandato. La "luna de miel" o el "período de gracia" fue breve y plagado de complicaciones por un contexto nacional e internacional que fue inevitable. A todo ello debe agregarse los problemas propios de la gestión, producto en buena medida de limitaciones de funcionarios y falta de experiencia en el manejo del poder. "Después de 25 años de gobiernos peronistas, es casi un milagro haber salido casi indemnes la primera mitad del mandato", dijo a este cronista un alto funcionario que no se caracteriza por la autocomplacencia. En efecto, desenredar la maraña tejida por el peronismo en la administración pública sigue siendo un trabajo arduo y al parecer interminable.

Se vio en la Administración Provincial de Impuestos, en el Ministerio de Educación, y hasta en el área de Salud, donde los socialistas son reconocidos hasta por sus enemigos políticos. Desde ya que la policía y el Poder Judicial seguirán siendo los flancos abiertos con mayores dificultades ya que a su propia naturaleza se agregan errores evitables de parte del gobierno. Nadie que haya vivido en Santa Fe desde los `80 puede hacerse el tonto y desconocer la rosca que se armó en el orden judicial desde los días de José María Vernet y Víctor Reviglio en la Casa Gris, que ni Carlos Reutemann ni Jorge Obeid modificaron estructuralmente.

"Que el 2000 nos encuentre libres o prófugos", era el brindis que hacía habitualmente un maestro del periodismo que conocía muy bien los bueyes con los que araba. Y es así. Los magistrados que se sintieron ofendidos por la declaraciones de Binner entorno a los miembros de la Corte Suprema y al "contubernio" político judicial, son los mismos que entonaban "Resistiré" en el hall de los Tribunales de Rosario en las vísperas de la feria apenas asumió el socialismo. El curriculum de muchos de ellos revela cuándo y cómo llegaron a sus despachos, y ni siquiera ese dato los detiene o los llama al recato. Lo mismo que los corrillos policiales, donde se extraña a antiguos secretarios de Seguridad que no eran precisamente demócratas convencidos.

Tal vez algunos gestos del Gobernador hayan alimentado involuntariamente esas usinas, por ejemplo la elección de Edgardo Bistoletti como Defensor del Pueblo, un abogado que ingresó al "sistema" en los años que se cuestionan por el contubernio, y de la mano de los más celebres rosqueros del PJ. O el error garrafal de Antonio Bonfatti al anunciar que un ex comisario integraría el staff de la Secretaria de Seguridad. Pero pagados los costos políticos, se sigue adelante, de cara a una segunda mitad que será tanto o más complicada que la primera. La sucesión del Gobernador comienza precisamente en este instante. En el partido del gobierno y también en la oposición. Y aquí es donde comiemza a corporizarce el "Teorema de Vernet" que él ex gobernador esbozó hace un cuarto de siglo cuando vió cómo se desataba a su alrededor la batalla por sucederlo. "Es tan tonto el que está contra el Gobernador los primeros dos años, como el que esta con él los últimos dos", sentenció "Tati" que veía como la "Cooperativa" comenzaba a esmerilarlo.

No es tan evidente el caso de Binner, pero en el PJ ya hay al menos tres candidatos, no hay uno solo. El "uno solo" sería Carlos Reutemann si una vez más rehuye a las presidenciales y quiere ir por un tercer mandato hecho histórico para Santa Fe . Si así no fuera, Omar Perotti intendente de Rafaela Ricardo Spinozzi albaceas del Lole y senador provincial , y Juan Carlos Mercier ex ministro de Economía de la dictadura y de Reutemann, también senador ; son los que asoman en el PJ. Hay quienes agregan a Jorge Obeid, que no pudo "meter" un concejal en los últimos comicios, ya que Osvaldo Miatello quedó relegado en la lista por su floja performance en la interna abierta.

En cualquier caso, salvo Perotti, los otros candidatos no tienen responsabilidad de gobierno y les sienta muy bien el rol de opositores que se preocupan porque no aumenten los impuestos, no se agrande el déficit y haya más seguridad. Lo curioso una vez más es que desde Reutemann en adelante y antes mucho no había tampoco el peronismo de Rosario no existe. Nadie seriamente puede pensar que Rafael Bielsa que cedió el invicto del PJ era un candidato de Rosario, de modo que una vez más la que fuera "la capital del peronismo" la ve pasar.

En el socialismo los nombres son tres, y prontamente serán dos. Por ahora Miguel Lifschitz, Rubén Giustiniani y Antonio Bonfatti. Dentro del Frente Progresista se agrega el nombre del Intendente de Santa Fe, Mario Barletta que esta entusiasmado pero que sabe que una reelección en su ciudad lo dejaría mejor parado para la siguiente de Gobernador. De todos modos su nombre va a ser expuesto y será prenda de negociación entre la UCR y el PS. Pero volviendo a los hombres de la rosa, el Intendente de Rosario será uno para la eventual interna abierta, y el otro será el Senador Nacional o el Jefe de Gabinete de Binner. Y no porque haya líneas diferentes o inquinas personales, sino porque al PS le va a venir bien una interna abierta en serio, sobre todo si no va Barletta o un dirigente radical que quiera inmolarse en una interna en la que su presencia uniría tras un solo candidato (y ahí estará la gran disputa) a los muchachos socialistas.

Mientras, Binner deberá hacer equilibrio a nivel nacional, no acoplarse como dos de Julio Cobos ni dejarse tironear por Elisa Carrió que tampoco lo quiere de número uno para las presidenciales. Todo durante la segunda mitad del mandato, donde se espera se garanticen los días de clase, se pueda exhibir alguna obra pública de relevancia y se festeje el bicentenario. Nada diferente a otras provincias u otros políticos, pero es lo que toca a quienes viven en esta parte de la Argentina. Que sin dudas no es la peor, ni mucho menos.