OPINIóN
› Por Lucila Puyol*
Abrir el diario todos los días, sea en papel o digital, y ver un nuevo caso de violencia contra las mujeres, a nadie le sorprende.
Conocer que una joven haya sido brutalmente golpeada por su ex pareja en San Cristóbal, con quien ya no convivía desde hace dos años se convirtió en la nota diaria de las páginas policiales.
Que otra mujer joven, de la ciudad de Santo Tomé esté internada por un traumatismo grave de abdomen con hemorragia interna debido a la agresión sufrida a manos de su pareja, no parece ocupar más espacio periodístico que la ola de frío que llegará el fin de semana.
Y ya estamos a mitad de semana, con la misma cantidad de días transcurridos que hechos de violencia contra las mujeres. Porque mientras nos cebamos el mate de la mañana, leemos que una mujer mayor ingresó quemada al hospital Cullen en Santa Fe y que su marido también tenía las manos quemadas. "Posiblemente un hecho de violencia marital, señaló el médico", decía el diario matutino.
Pero ya naturalizamos tanto las agresiones, quemaduras, golpizas y maltratos contra las mujeres que a casi nadie le sorprenden. Son hechos tan diarios y cotidianos que a la mayoría de la gente ya no la rebela. Apenas les causa resignación. Son hechos tan habituales y aberrantes que muchos prefieren pasar la noticia por alto. Muchos ciudadanos y muchos funcionarios.
Porque a un año de que el Poder Ejecutivo Provincial reglamentara la Adhesión a la Ley Nacional 26485 "Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que se desarrollen sus relaciones interpersonales", seguimos igual: no hay presupuesto, no hay protocolo de atención a las víctimas de violencia de género, tampoco hay teléfono de atención las 24 horas, ni Registro Unico de Violencia de Género ni refugios.
"Hay casas de amparo para víctimas de la violencia de género en todos los departamentos" de la provincia, dijo en setiembre del año pasado el gobernador Antonio Bonfatti. Pero no es cierto. Hace diez días las compañeras del Foro contra la Trata denunciaron que a una joven víctima de trata el gobierno la alojó en el Hospital Sayago porque no hay refugios especializados.
Lo mismo sucede con los anuncios de la Directora de Políticas de Género, Mercedes Martorell, quien en setiembre del año pasado anunció la convocatoria a profesionales para integrar el equipo de guardia permanente de la Dirección. Y tampoco es cierto, esa guardia no existe. No hay teléfono las 24 horas.
Como siempre: hay anuncios. Anuncios estridentes, espectaculares, grandilocuentes, exagerados, irreales. La noticia diaria es lo que van a hacer, lo que piensan hacer o lo que les parece que se puede hacer. La noticia diaria nunca es la realidad.
*Mujeres para la Victoria.
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