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El peronismo santafesino dio un enorme paso este fin de semana cuando logró juntar en una misma mesa a dirigentes de primer nivel, pero con pensamientos muy distintos e incluso con públicos enfrentamientos. El presidente del Partido Justicialista José Luis Freyre consiguió -con ayuda de referencias nacionales y hasta con la anuencia del propio senador Carlos Reutemann- lo que hasta hace poco tiempo atrás era sencillamente impensable: Reunir a Agustín Rossi con María Eugenia Bielsa, con Omar Perotti y con Alejandro Ramos. Los más encumbrados dirigentes hoy por hoy del peronismo santafesino. La arquitecta Bielsa estuvo presente en toda la reunión y no, como se deslizó, que sólo había estado en el hotel cinco estrellas de la calle Mitre tomando un café previo a solas con Freyre.

El halo de misterio que rodeó a la reunión tenía un motivo entendible: Evitar que alguno de los concurrentes pudiera arrogarse el armado de la cumbre por sí solo y que no se mostrara a ese primer cónclave como "la unidad" de todo el peronismo. "Es obvio que se trata de un paso fundamental, pero de ahí a que se pueda decir que ya está sellada la unidad hay una distancia sideral", le dijo a este diario una fuente muy cercana al encuentro. Y agregó que "la idea era que no se llenara el lugar de periodistas para bajarle las expectativas políticas al encuentro, pero de ninguna manera se pretendía el absoluto secreto. De otro modo se hubiesen reunido en una casa particular y no en un hotel céntrico", comentó la fuente.

Pero lo que sí trascendió es el clima distendido y amable de la reunión. Es conocida la tensión política que existe entre Bielsa y Rossi e incluso las ideas opuestas que despierta la manera de manejarse en la provincia y en Rosario de parte del secretario de Transporte de la Nación Alejandro Ramos. Los proyectos de envergadura como la reactivación del tren a Retiro le dan réditos a él mismo y al precandidato presidencial Florencio Randazzo, pero también mucho oxígeno político a la intendenta Mónica Fein y a la gestión socialista en general; sostienen no pocos dirigentes del PJ.

Como sea, todo eso quedó bajo un paraguas en la cumbre del sábado por la mañana donde ya se decidió que habrá otro encuentro -en un mes aproximadamente- y esta vez sí con aviso a la prensa, fotos y declaraciones de los protagonistas.

Más o menos secreta, pero de altísimo impacto político fue esta reunión del peronismo que no lograba incluir alguna novedad en torno de sus potenciales candidatos, que sólo vagaban por distintas regiones provinciales en un anodino y solitario peregrinar de cara al 2015. Mientras que del lado del Frente Progresista las internas no dejan de agitarse entre socialistas y radicales y aún entre los propios dirigentes del PS. Y Miguel Del Sel que cada tanto logra uno que otro título y descansa sobre el montón de votos obtenidos en los últimos comicios. Cualquiera puede imaginar que al cómico se la habrá borrado un tanto la sonrisa después de conocerse la cumbre de ayer que excede largamente al kirchnerismo y amplía el horizonte del peronismo de puro ADN santafesino en claro detrimento del PRO que venía cosechando bien en ese sendero sin dueño abierto años atrás por el reutemismo.

Salga lo que salga como producto concreto de esta serie de reuniones entre dirigentes que hace años no se encontraban cara a cara, una cosa es muy clara: El PJ tomó nota de su grave y profunda crisis política y de la necesidad real de poder dar una pelea electoral digna que lo aleje del tercer puesto en el que ha caído. "Hay que hacer un fuego bien grande, para que nos caliente a todos", decía Luis Rubeo padre que siempre fue dado a adornar con diversas florituras al más puro pragmatismo peronista.

La última batalla.

La intendenta Mónica Fein quiere conseguir en estos menos de 60 días que le quedan al año político, dos objetivos que la alejen de las necesidades más acuciantes de su gestión: Un aumento en la tarifa del transporte urbano de pasajeros y una modificación en la Tasa General de Inmuebles que le permita paliar el déficit que genera la cobertura diaria de los servicios esenciales de la ciudad.

El transporte sigue siendo un agujero negro que se traga a un endeble fondo compensador local y cuyo apetito no será saciado del todo con los aportes que puedan venir de parte del Fondo de Obras Menores o del porcejante del impuesto a los Sellos que ya tiene media sanción en la Legislatura provincial.

En tanto que la Tasa, que tuvo un incremento del 19 por ciento en la última oportunidad, apenas cubre el 75 por ciento del costo de la limpieza urbana. Es decir que el 25 por ciento restante de ese servicio más todo el alumbrado, sale de las rentas generales y se sustraen a las obras públicas financiadas enteramente por el municipio.

La ecuación económica en la ciudad ya está totalmente quebrada. Si desde el Ejecutivo se recurriera a la obra con el aporte de los vecinos, la exigencia para los frentistas sería inabordable. "Sacamos una cuenta con el pavimento a través del sistema de contribución por mejoras. Nos dió que teníamos que exigir casi 40 mil pesos a cada vecino de esas cuadras. Por más plazo que le demos, es imposible pedir esa cantidad a nadie", le explicó a este periodista un funcionario municipal de alto grado y experiencia dentro de la gestión pública.

Por eso el municipio busca oxígeno para cerrar más prolijamente el año y empezar el que viene con más margen. Saben que en 2015 el Concejo estará prácticamente paralizado por la tensión política preelectoral, en un recinto que ya tiene a varios con aspiraciones de enfrentar a la actual intendenta Fein por el sillón principal del Palacio de los Leones.

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