Domingo, 20 de agosto de 2006 | Hoy
OPINIóN › PANORAMA POLITICO
Por Pablo Feldman
"Hasta que no se mueva el Presidente nadie va a hacer nada, y eso se nota porque ni Rossi ni Bielsa pasan los 7 u 8 puntos en ninguna de las encuestas", dijo a Rosario/12 un dirigente peronista que habla seguido con Néstor Kirchner. "El Presidente ha dicho que no quiere que haya internas, pero en Santa Fe no hay un candidato que se perfile claramente como el indicado", sostiene la fuente que reconoce que "Obeid le llevó nuevas encuestas que son parecidas a las que hay en el gobierno, nadie llega al 10% y eso lo tiene preocupado al presidente".
En efecto, el gobernador se reunió con el Jefe de Estado anteayer, un rato antes del acto que compartieron en el que se anunció la construcción de una central termoeléctrica en Timbúes que proveerá la mitad de la energía de la provincia en un par de años más.
Allí Obeid cruzó datos con el Presidente, y si bien los datos coinciden entorno al mejoramiento de los numeros de "imagen positiva" -sobre todo en el caso del ex canciller- la "intención de voto" sigue siendo claramente favorable al socialista Hermes Binner.
Esto preocupa al Presidente que tiene puesta la vista en Santa Fe porque será el primer test electoral, 45 días antes de la gran batalla por la Presidencia de la Nación. Y si bien una eventual derrota a manos del socialismo no tendría -en principio- un efecto demasiado notorio en la nacional, mejor sería que hubiera un triunfo del Frente para la Victoria.
La pregunta que se hacen en el entorno del patagónico es ¿cuánto debe jugar el Presidente en Santa Fe? Y las respuestas son diversas, pero a juzgar por la actitud del Presidente, se va imponiendo la de no confrontar abiertamente. En esa línea se inscribió su última visita a Rosario, cuando compartió palco con todos: Obeid, Lifschitz, Rossi, Bielsa, Binner, y lo remarcó en su discurso.
Kirchner habitualmente redobla las apuestas, pero esto no ha sucedido con Santa Fe. Eso no quiere decir que más adelante no vaya a hacerlo. En ese cambio de actitud están cifradas las esperanzas de los precandidatos locales, pero después de la deserción de Carlos Reutemann -históricamente el "gran elector"- el Presidente se dispuso a meditar sobre lo que le conviene antes que sobre lo que esperan los candidatos. Es por eso que no desalienta a ninguno de los que ya se han lanzado, y hasta tal vez espere el "milagro de la resurrección" del Lole.
"Mi candidato es Reutemann" le había dicho a Agustín Rossi, cuando el "Chivo" fue a pedir el brevet para candidatearse. Esa respuesta de K llevaba implícita la autorización para su jefe de bancada y a la vez el limitado apoyo que recibiría tanto él como cualquier otro aspirante al sillón del Brigadier.
Esta situación, que desde el sector que propone a Bielsa como candidato, pretendió ser presentada como una apoyo al ex ministro, también corre para el diputado por la Capital Federal.
"Si no hay interna el candidato es Rafael", dicen algunos operadores de la Rosada. Es probable que así sea, pero faltaría agregar que esa circunstancia no garantizaría un triunfo electoral, ni el encolumnamiento automático de PJ santafesino, salvo que el Presidente tuviera una decidida participación, e impartiera instrucciones precisas, que lo comprometería indisimulablemente con el resultado electoral.
En Santa Fe, importantes sectores que siguen sin definir su apoyo a uno u otro candidato -sobre todo el reutemismo residual- esperan una señal del Presidente.
Como lo dijo el mes pasado Omar Perotti -que está en "lista de espera"- el armado "de abajo hacia arriba" es fundamental y hasta el momento nadie ha podido garantizarlo. Y tiene lógica, si se sabe que salvo contadas excepciones la totalidad del PJ santafesino ha sido reutemista durante la última década y media.
Rossi llegó a irse del PJ y Bielsa de la provincia. Ninguno de los dos es "del palo" y para muchos dirigentes de fuerte peso territorial son "porteños". Pero para ser justos hay que decir que el "Chivo" hizo toda su carrera política en Rosario, tanto como Rafael fuera de la ciudad.
Más aún, no pasará mucho tiempo hasta que aparezcan los cuestionamientos al ex canciller que dijo que no se iría a la Embajada en París -como se lo había pedido al Presidente después de terminar tercero en la elección de la capital federal del año pasado- precisamente para "honrar" el compromiso con los electores de la Capital que lo habían llevado a una banca en el Congreso de la Nación. Con una cuota de ironía sus detractores sostienen que "va a honrar el compromiso porque no será electo gobernador". Pero esa circunstancia no lo redime, se esté de acuerdo o no, Bielsa va a hacer todo lo que esté a su alcance para "no cumplir" ese mandato: Quiere ser gobernador de Santa Fe, y en contraste con la actitud de su hermana María Eugenia -que declinó ser diputada nacional en los últimos comicios para completar su mandato de vicegobernadora- no tendría remordimientos de conciencia. Además desde el gobierno nacional no están en condiciones de llamarle la atención; el Canciller Jorge Taiana, el titular del Anses, Sergio Massa, entro otros, no llegaron a asumir sus bancas, y últimamente la hermana Alicia, dejó su poltrona de Senadora por Santa Cruz para retornar al Ministerio de Promoción Social, en una escala para su aterrizaje en la gobernación, que se descuenta ganará en las elecciones del año que viene.
Pero todos estos "detalles" pasarán a ser menos que eso si es que el Presidente posa su dedo sobre la cabeza de Bielsa, de Rossi o de cualquier otro -y hasta hoy desconocido- candidato.
"Nadie se mueve", dijo el dirigente de mucha experiencia, multiplicando sus dudas acerca de que pueda cumplirse el deseo presidencial de que "no haya internas". Sucede que el fenómeno de concurrencia de "causa-efecto" solo puede ser destrabado por el Presidente.
"La dirigencia del PJ y los referentes territoriales están esperando la orden de Kirchner para alinearse con el que sea" sostiene un empinado dirigente peronista. "Ningún candidato le saca ventaja definitiva a otro, y es por eso que el Presidente no toma partido" agrega. Y completa su análisis con una hipótesis que suena razonable: "Cuando Kirchner diga Fulano, ese pasa a tener 30 puntos en las encuestas y comienza a ponerse en marcha la maquinaria peronista".
A eso apuesta Bielsa, y eso puede advertirse no sólo en su operación de prensa, sino en el poco esmero con el que "selecciona" sus operadores, algunos de ellos que ya se sienten diputados provinciales y son francamente impresentables.
Rossi, en cambio, sigue apostando a una interna que "legitime al candidato" porque a Kirchner más no le puede pedir. Su "chapa" de Presidente del bloque oficialista, es una recompensa a su militancia y candidatura en las elecciones que perdió frente a Hermes Binner, cuando la hermana del ex canciller y el ex ministro Horacio Rosatti, le sacaron el cuerpo. De lo que no caben dudas es que tanto Rossi como Bielsa van a hacer lo que diga Kirchner.
Lo que resta saber es si Kirchner va a decir algo, y en ese caso cuándo lo va a decir. Por ahora hablan los candidatos, y lamentablemente los panfletos, volantes y paredes, que nadie firma, que todos conocen y que degradan no sólo a los protagonistas sino a una sociedad que asiste a un triste espectáculo que con el paso del tiempo parece que será cada día peor.
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